Afortunadamente la batalla contra las emisiones contaminantes de Dióxido de Carbono en la industria alimentaria se ha destapado. Comida lista para llevar pero en envases a partir de materiales naturales como la caña de azúcar, el cartón o el papel.
Los llaman ‘supermercados eficientes’ y en su interior descubrimos nuevos materiales en sus pasillos y estanterías mucho más sostenibles, y alejados del hasta hace poco omnipresente plástico. Fomentar la luz natural a través de cristaleras y espacios diáfanos en el interior también facilita su eficiencia energética.
Reducir los procesos logísticos, al igual que la compra de productos de cercanía, son una garantía para lograr reducir esas emisiones de CO2. Y solo con este departamento, el gigante valenciano Mercadona ha logrado reducir un 20% de dióxido de carbono, por lo que evita un 27% de las emisiones equivalentes a las producidas en 2020.
Gracias a estas iniciativas para reducir las emisiones de efecto invernadero la compañía de alimentación ha logrado su primer reconocimiento de Lean & Green. Aunque queda mucho más por cambiar, sin duda es un gran paso para cumplir los compromisos medioambientales de París, los objetivos de desarrollo sostenible internacionales y la última ley de la Unión Europea que aspira a lograr en 2050 la neutralidad climática. Es decir, a no desprender más gases de efecto invernadero de los que podamos neutralizar o absorber con contraprestaciones. Por ejemplo con compromisos como la reducción neta de un 55% de CO2 para el año 2030.