La comida ecológica está en auge y en plena expansión, lo que muchos no imaginaban es que pudieran implantarse tendencias como comer insectos de manera habitual. Los habíamos visto en lugares exóticos asiáticos o en cartas de algunos restaurantes alternativos, pero ahora aparecen sorprendiendo al cliente en cartas con Estrella Michelín de Madrid o Barcelona. E incluso en grandes superficies y cadenas de alimentación que no quieren llegar tarde a esta tendencia en plena efervescencia.
La Universitat Oberta de Catalunya, la UOC, en un estudio estima que los valores nutricionales de muchos insectos pueden ser una alternativa alimentaria para el problema del hambre en gran parte del planeta, y para lograr una solución al cambio climático ya que es una alimentación mucho más sostenible.
Incluso económicamente también destacan ventajas ya que la industria de cría de insectos para el consumo humano es una actividad por explorar en muchas latitudes como Europa.
Grillos, hormigas y escorpiones en crujientes y sugerentes propuestas… son habituales desde hace más de 2.000 años en China, y hoy en México, Asia, África, Sudamérica e incluso Australia.
El consumidor se preocupa más que nunca antes por lo que come y de dónde procede. Los productos de cercanía que evitan kilómetros de desplazamientos y contaminación en la fase logística, como antaño son los más buscados. En cada época comemos lo que la naturaleza nos ofrece cerca de casa. Sin embargo, especialmente en las grandes superficies seguimos encontrando uvas brasileñas todo el año y naranjas marroquíes perennes.
Clientes que analizan etiquetas y buscan productos frescos, pero la novedad tiende a buscar incluso, como vemos productos nuevos como todos los ecológicos o, por qué no, los insectos.