El plástico invade numerosos sectores, y en alimentación es difícil encontrar embalajes sin él. Para evitar miles de toneladas de plástico efímero, un equipo de científicos norteamericanos ha investigado durante años y el resultado es más que esperanzador.
Un material biodegradable y antimicrobiano capaz de sustituir al plástico alimentario para envasar alimentos.
El impacto ambiental del plástico es conocido por su largo proceso para deteriorarse, centenares de años en algunos casos. Y también por la contaminación de mares y océanos que supone, poniendo en peligro a miles de especies de flora y fauna marítima.
Además, los plásticos antimicrobios son una solución para miles de toneladas de productos que se contaminan por su propio deterioro suponiendo un peligro para la salud humana. Según la Organización Mundial de la Salud, los alimentos en mal estado o contaminados por microbios, provocan enfermedades que causan más de 400.000 muertes al año en todo el planeta.
Argumentos y cifras de peso para invertir en la búsqueda de soluciones materiales para mantener los alimentos frescos envasados y protegidos, tanto de su transporte y logística como de su deterioro.
Las frutas o verduras tienen un gran hándicap, su corta longevidad que les hace vulnerables por ejemplo a las exportaciones de largo recorrido o que provoca que haya que recogerlos del campo demasiado inmaduros para evitar que después no lleguen a la mesa con el punto justo de frescura.
El plástico ha sido tradicionalmente un aliado para cortar el deterioro natural de estos productos frescos, creando muchas veces atmósferas protectoras que mantienen la carne o el pescado durante más días en perfecto estado. La caducidad o fecha recomendada de consumo que indican muchos productos debería ser mucho más corta si no fuese por el uso de plásticos alimentarios.
La fórmula para lograr textil con fibras antimicrobianas se basa en el funcionamiento de una máquina de algodón de azúcar de las ferias. Un líquido a base de polímero situado en un depósito central se va expulsando poco a poco gracias a la energía centrífuga cuando el aparato va girando. Así, como se conforma el esponjoso y gran algodón dulce para niños, se puede confeccionar este nuevo material que va creando fibras biodegradables y que se pueden disolver únicamente con agua.
Este innovador material se obtiene de la disolución de pululano en agua, y posteriormente mezclado con otros ingredientes como el aceite de tomillo, el ácido cítrico o la nisina, un bioconservante natural.
Los investigadores disolvieron el polímero de pululano en agua y lo mezclaron con una variedad de agentes antimicrobianos de origen natural, incluidos el aceite de tomillo, la nisina y el ácido cítrico.
Esta idea de crear fibras antibacterias, microbios, hongos y humedad surgió en el campo de batalla, donde la guerra deja muchos heridos a los que hay que proteger las heridas con apósitos. Exactamente las mismas prestaciones que se necesitan para aislar carne o fruta que queremos consumir en perfecto estado pero dentro de unos días.
Envasar y conservar los alimentos de una forma más sostenible puede prolongar la vida de éstos y por tanto que haya que tirar menos cantidad de comida al día en todo el planeta. Soluciones respetuosas medioambientalmente y que ayudan a la sostenibilidad del consumo de alimentos mundial.