La duda parece descabellada, pero lo cierto es que consumir de manera habitual y prolongada los vídeos cortos de esta red social y similares, deja en nosotros un poso muy perjudicial. Más aún si somos adolescentes y nuestra personalidad, identidad o autoestima están formándose.
Varios fiscales de EEUU han iniciado una investigación sobre los efectos de consumir tik tok de manera prolongada en el tiempo, en la salud mental de los menores y adolescentes. Precisamente justo cuando Joe Biden, el presidente de los Estados Unidos, acaba de realizar una petición para reclamar mayor responsabilidad social a las plataformas tecnológicas y que se establezca una legislación que regule con dureza sus prácticas. Coincide con el anuncio de cinco millones de dólares para investigar los impactos que genera en la salud mental de los adolescentes el consumo de estas redes sociales.
Los fiscales de Florida, Kentucky, Tennessee, Vermont, New Jersey, Nebraska, Massachusetts y California, han pedido investigar los efectos y consecuencias de la exposición de los jóvenes a esta conocida red social ante el éxito de este tipo de plataformas. Lo primero que reclamaron a Tik Tok los representantes de la justicia norteamericana han sido sus trucos para que la gente pase el mayor tiempo posible en ella.
Ansiedad, miedo, depresión,… son el resultado de la gran presión social que sufren en muchas ocasiones los adolescentes, y que se incrementa notablemente ante los estímulos que reciben en los minivídeos que ven en este tipo de redes sociales.
Sonrisas perfectas, vida y familias idílicas, viajes, cuerpos esculturales, ropa de marca, maquillajes de ensueño, casas y coches caros, trucos para parecer más altos, mejor peinados, con los labios más gruesos o más pecho. Siempre frivolizando y buscando ‘la perfección’. Altas dosis de sensualidad, contenidos subidos de tono, con altas dosis de violencia o machismo, son también algunos denominadores comunes en los miles de vídeos viralizados en las redes sociales.
Muchas marcas ganan muchísimo dinero con las visualizaciones de sus usuarios, que suelen crear prototipos, deseos, necesidades o hábitos de vida admirables con su publicidad, y ahí reside el peligro. La influencia que logran tener estos vídeos en la tierna personalidad de los más jóvenes, incluso preadolescentes, es muy determinante en sus inexpertas mentes.
Si una conocida ‘influencer tiktokera’ muestra lo genial que le ha quedado el pelo tras un corte de pelo que ella misma ha hecho en casa y enseña cómo hacerlo, evidentemente miles de adolescentes lo intentarán hacer en su casa igual que ella, y casi seguro que ninguno con el mismo resultado exitoso.
El poso que va dejando este tipo de contenidos frívolos que corren como la pólvora entre los más jóvenes no les beneficia, al contrario, va creando en sus subconscientes estereotipos que idolatran e inconscientemente quieren imitar y llegar a convertirse. Y para ello desearán operarse los labios, ser famosos o tener mucho dinero. Pero no les enseñará que la vía es el estudio, el esfuerzo, el sacrificio y la disciplina o el afán de superación.
Un tiempo desperdiciado que no regresa y que cada día es mayor. Horas y horas mirando vídeos huecos que no les aportan nada constructivo en sus vidas, pero que les engancha y entretiene cada vez un poco más. Incluso, como alarman muchos expertos, restando horas de vida ‘real’ con amigos, familia, haciendo deporte o estudiando.