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La inflación llega a todos los sectores

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Revolución en la cesta de la compra con sandía, cereza o melón al triple de precio. En la construcción, hay materiales como la madera que doblan su precio. ¿Qué pasa con el precio de la vivienda?

Llevamos meses de escalada de precios, y nos hemos acostumbrado a escuchar que la electricidad dobla su precio o que los carburantes se disparan. Todo sube y la inflación no es una teoría, se ha trasladado al carrito de la compra para poner a precio de lujo productos como la fruta veraniega. El ejemplo de la sandía se ha convertido en el icono de la inflación en España.

Si triplicar su precio supone medio euro más el kilo, ¿qué supone que el hormigón sea un tercio más caro para construir una vivienda? Miles de euros que rompen todas las previsiones y márgenes de las empresas de la construcción.

Prácticamente el 80 % de las materias primas como el acero, y materiales derivados como los tubos o los palets de madera, han visto cómo durante meses sus precios no han dejado de incrementarse, convirtiendo en insostenible la construcción. Obras paradas, promociones canceladas, pymes que cierran,… y todo pese a una alta demanda de vivienda en el mercado inmobiliario y con falta de mano de obra cualificada en todos los eslabones de la cadena.

¿Qué pasa con esos precios? ¿Repercutirán en la misma proporción en el precio final de la vivienda? El porcentaje de subir la docena de huevos un 35% son apenas unos céntimos, y pese a ello, la economía familiar se está viendo condicionada.

¿Aumentará el precio de la vivienda en la misma proporción que se han encarecido los materiales y las materias primas imprescindibles para levantar una obra?

Si el melón piel de sapo ha incrementado su precio más de un 103%, la madera y sus derivados han subido más de un 125%. Los profesionales ironizan en las obras con que “el palet para transportar materiales vale más que el propio material”. Pero no es ironía, es realidad con números y decimales.

La escalada de incrementos de precios llegará antes o después a todos los productos y servicios de nuestra sociedad, y lo hará en diversas proporciones, pero irremediablemente será imposible que no se traduzca en una subida similar en todo, un incremento que todo apunta que será considerable y sustancial.

La competitividad de las empresas españolas, su situación saneada y su dependencia o no de inversores externos, puede amortiguar en algunas empresas concretas esta situación. Un escenario que afectará irremediablemente a todo el mercado inmobiliario (de hecho ya ha comenzado a hacerlo en gran medida), y que tendrá que seguir ajustándose a las subidas del resto de sectores y materiales.

Meses y meses de subidas no se ajustan en el mercado de un día para otro. Además, algunos materiales o materias primas, como el cobre ya están estabilizando su precio. Pero, no nos engañemos, si un producto deja de subir, arrastra las subidas acumuladas durante meses. Es decir, si la madera lograra estabilizar su precio, se quedaría un 125% más cara que hace apenas un año y medio. Dejar de subir, no es quedarse como estaba, es solo eso, dejar de incrementar su valor y quedarse un 125% más cara que hace 18 meses.