La Navidad y la inflación están desequilibrando las cuentas de resultados y las economías familiares, aunque afortunadamente se contiene algo la inflación y los precios parecen contenerse.
Los conductores han acogido con gran alegría la bajada de los carburantes de las últimas semanas, tras meses en los que la escalada de precios de diésel y gasolina ha superado todas las expectativas, del sector y de los consumidores. La guerra en Ucrania desencadenó una tremenda subida de precios, pero especialmente notable en los combustibles, que incluso el gobierno tuvo que bonificar con los famosos 20 céntimos para paliar un desembolso que se hizo más que cuesta arriba para profesionales y particulares.
Parece que el precio de los carburantes da un tímido respiro a los conductores, que obviamente no se fían, pero acogen con optimismo el alivio económico que supone en el bolsillo. Aunque estemos muy lejos de los precios pre-pandemia, y con toda la incertidumbre de tener por delante lo más duro del invierno todavía, el optimismo es generalizado tras los duros meses vividos en particular sobre los combustibles.
El precio del diésel y la gasolina, principalmente, suelen venir marcados por el precio del barril de petróleo Brent, el de referencia en Europa, y la bajada del barril ha desencadenado el abaratamiento de los combustibles. Aunque también la inflación y el IPC marcan la curva de precios, indudablemente. Incluso los analistas prevén que los primeros meses del inminente 2023, también se mantengan o bajen los precios de los carburantes fósiles.
La demanda y el consumo han descendido notablemente en los hogares durante el otoño. Las temperaturas han ayudado, pero no solo según los expertos. También la incertidumbre ha provocado que, como piden autoridades como el gobierno francés o el propio español, se contenga el gasto y el consumo energético en la medida de lo posible para contener la escalada de precios y, especialmente, la dependencia del gas.
Precisamente la demanda y las perspectivas económicas de la sociedad determinan en parte algunos precios. Más de 2.000 encuestados por OCU (Organización Consumidores y Usuarios) reconocen su intención de gastar hasta un 15% más en esta Navidad que en la pasada de 2021.
- Aumenta especialmente el gasto en regalos (393 euros), viajes (101 euros) y lotería de Navidad (70 euros). No obstante, un 28% de los encuestados gastará menos este año que el que previeron el pasado.
- Aumentan también las salidas típicas de las fechas navideñas: el 62% visitará los mercadillos de Navidad, el 56% irá a ver la Cabalgata de Reyes y el 44% saldrá a comer o cenar con los compañeros de trabajo.
- Las tiendas físicas podrían aumentar también sus ventas: un 29% de los encuestados tiene previsto comprar los regalos de navidad solo o principalmente en las tiendas de calle. (Fuente: OCU)
Aumentan las cenas y comidas navideñas, las salidas y las compras en establecimientos físicos, son consecuencias del fin de las restricciones y precauciones que provocó la pandemia, y demuestran la vuelta a una casi absoluta normalidad. Aunque muchos hábitos llegaron para quedarse, como el amplio porcentaje de compras y gestiones online que se mantiene, o por ejemplo la alta demanda inmobiliaria.
Gastar más de 700 euros que la pasada Navidad da cuenta de que la inflación hace mella, pero no tanta, o de que el poder adquisitivo de la mayor parte de las familias se ha alterado poco pese a los augurios de recesión o crisis económica. Lo que más evidencia quizá es la incertidumbre que motiva el aplazamiento de algunas compras. Precisamente un argumento que lanzan desde el sector inmobiliario.
Ante la incertidumbre económica, dicen algunos analistas que hay compradores que han retrasado la adquisición de una vivienda. Pese a que la decisión de compra continúa firme, y a no esperar que los precios vayan a bajar.
En ese sentido, hay quienes ya piden que al igual que la repercusión de la guerra y la crisis energética pronto se vea también reflejada en una contención de los precios. Especialmente en la energía y los productos frescos, esos que marcan la inflación subyacente porque rápidamente trasladan los cambios ya que son más sensibles a las idas y venidas de la estacionalidad y la geopolítica principalmente.