La primera dama estadounidense luce un look de una diseñadora de ropa sostenible en un claro guiño al medio ambiente. Los eventos ofrecidos en streaming en todo el planeta son esos en los que cada detalle se mira con lupa y cada curiosidad no es fortuita ni casual. Y con lupa de muchos aumentos se ha analizado cada detalle de la toma de posesión del país más poderoso del mundo. Así que miles de periódicos de todo el planeta han dedicado sus fotos y líneas a la vestimenta de la nueva primera dama; Jill Biden.
En la ceremonia de investidura como ya es tradición, tanto el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, como su esposa y la vicepresidenta Kamala Harris, han apostado por diseñadores norteamericanos. Pero la primera dama ha elegido una diseñadora especial; la moda sostenible de Markarian.
Es el sello de ropa de lujo para mujer que fundó en 2017 una afroamericana, Alexandra O’neill, con una historia aún muy reciente, pero que ya ha vestido a muchas celebrities americanas y eso le ha dado gran visibilidad en todo el planeta. Un guiño y un mensaje claro de inclusión y diversidad, por parte de la primera dama estadounidense y que evidencia su conciencia ambiental con marcas emergentes fabricadas de manera sostenible medioambientalmente.
Bienvenida toda la moda sostenible que bien por hacerse popular, o bien por triunfar entre celebrities, logra una notoriedad y visibilidad internacional que eleva la preocupación medioambiental a algo más que elegir prendas de ropa.
Los tejidos, los tintes y los productos químicos de miles de toneladas de prendas de ropa al año suponen un esfuerzo para los recursos naturales de nuestro planeta que cualquier detalle cuenta, y cuenta mucho.
Markarian, nombre de una agrupación de galaxias, empezó a coser en un pequeño pueblo con su abuela y a veces, a la luz de las estrellas se inspiraban en sus diseños. Hoy ella se ha convertido en una estrella en el firmamento de los grandes diseñadores. Afortunadamente con un toque de responsabilidad para que esas estrellas sigan luciendo en nuestro planeta.
Estos días llena titulares de moda por ser la firma que ha vestido a la primera dama gracias al amor por la costura de la abuela de Alexandra O’neill. Una casa que diseña prenda a prenda, y que se esfuerza por que sea “especial, romántica y etérea. Se hace cuidadosamente a demanda por un esfuerzo por reducir el desperdicio". En una evidente declaración de intenciones y en coherencia con su interés por las firmas con responsabilidad ecológica.