Un ambiente silencioso en nuestro hogar es sinónimo de descanso óptimo, relax y tranquilidad. Cuando los ruidos de los vecinos o el tráfico aéreo o rodado, ponen a prueba nuestra irritabilidad y nervios, se traslada a nuestra salud y las de nuestros hijos o incluso mascotas. Niños gritones y muchos decibelios habitualmente en casa, no es bueno para nadie.
Por eso a veces es necesario o recomendable protegerse de agentes de ruido constantes como las vías de un tren, el tráfico de una carretera, el sonido del despegue de aviones, discotecas o establecimientos de ocio nocturno, o vecinos ruidosos y poco respetuosos en la convivencia.
El ruido y el estrés están más relacionados de lo que pensamos, muchos decibelios no son buenos para nuestros oídos, pero menos aún para nuestra salud física y mental. El teletrabajo nos hace pasar muchas horas en casa, pero los ruidos nos desconcentran y bajan nuestra productividad. Si necesitamos estudiar, dormir, mantener conversaciones telefónicas o reuniones online,… Hay muchas tareas para las que el silencio en nuestro hogar es no solo un aliado, sino a veces una necesidad.
A medio y largo plazo, la exposición a ruidos constantes nos expone también a enfermedades y patologías. Mantener un confort acústico en casa reduce nuestras posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares, mentales como la depresión, trastornos como el insomnio o la hipertensión arterial. Además fortalecemos nuestro sistema inmunitario y mejora nuestro metabolismo al reducir también el riesgo de diabetes.
El uso de auriculares y cascos se ha extendido entre los jóvenes de forma muy rápida y es raro el adolescente que no los usa a diario. Según los expertos, lo ideal es no utilizarlos más de 60 minutos al día y nunca escucharlos a más del 60% del volumen total del dispositivo. Son las recomendaciones para evitar que esos jóvenes tengan problemas auditivos o pérdida de audición demasiado pronto en el futuro.
Para proteger nuestros oídos y, de paso, nuestra salud, en casa podemos tomar algunas medidas y usar algunos trucos en decoración para aislar mejor nuestro hogar o para paliar los ruidos de la contaminación acústica.
Todos los elementos textiles son capaces de absorber el ruido muy eficazmente, por lo que es recomendable el uso de cojines, alfombras, cortinas, mantitas, pantallas de lámparas en fibras naturales, y en general elementos ‘blanditos’. Las cortinas que se colocan con amplias ondas ayudan más aún en esa labor de absorber decibelios, y si el problema es persistente, existen algunos modelos de cortinas específicas de materiales especiales para mejorar la acústica de tu hogar.
Por el contrario, las superficies lisas y duras hacen que el sonido rebote. Los techos altos y las estancias amplias también suelen hacer más eco y tener mayor acústica y resonancia, por lo que cualquier ruido desagradable multiplica su efecto. Amueblar y vestir nuestro hogar ayuda mucho a evitar este tipo de efectos por ejemplo en entradas poco decoradas es idóneo colocar una alfombra y algunas cestas de lino con unas mantas dentro, por ejemplo.
Colocar cuadros en paredes muy grandes hace que el ruido se disperse más, y especialmente si el material es poroso como un tapiz o un óleo, mucho mejor que un cristal o panel fotográfico.
Las plantas son también un gran aliado contra los ruidos y su capacidad de dispersarlo es muy elevada. En muchos restaurantes se crean barreras de plantas precisamente para evitar los decibelios entre mesas o salones. Si en casa tienes problemas con los ruidos de la calle intenta colocar plantas de interior en el perímetro de la fachada, o en las habitaciones contiguas a un vecino ruidoso.
Otro gran truco contra el ruido es una estantería llena de libros ya que también sirven como barrera de dispersión y difusión acústica. Al colocar los libros se pueden alternar las alturas y grosores e incorporar huecos entre ellos, así también ayudaremos notablemente en esta labor.
