Cada vez en menos difícil verla… lamentablemente. Se forma en las grandes ciudades formada con anticiclón y acumulación de contaminación atmosférica debido a la polución. Normalmente el tráfico rodado es la principal causa que conforma esa ‘boina’ o nube tóxica, pero no la única. Una situación que se ha demostrado que es muy peligrosa para un amplio sector de la población con patologías respiratorias o de alto riesgo.
La conocida como boina de smog es el término acuñado a este fenómeno y proviene de dos palabras en inglés ‘smoke’ es decir ‘humo’ y ‘fog’ o ‘niebla’. Así que ya nos hacemos una idea, incluso visual de sus características habituales. 
La contaminación o polución ambiental causa más muertes que el coronavirus. Es el alarmante titular del último informe ‘The Lancet’, de la Comisión de Contaminación y Salud. Según estos datos, la mala calidad del aire estaría detrás de 9 millones de muertes prematuras al año, más que todos los fallecimientos registrados en todo 2019 por diversas causas.
Hay tipos de boinas o capas de smog según sus componentes, pero principalmente se dan dos:
- La lluvia ácida o sulfurosa. Puede verse en Londres o Los Ángeles y suele ser fruto de las emisiones de las fábricas y el tejido industrial que consumen carbón y emiten azufre.
- El ozono o fotoquímica. Puede darse más durante el verano ya que se debe a la coincidencia y reacción del sol y el óxido de nitrógeno. Puede ser muy tóxico.
Sea del tipo que sea, y la veamos en verano o durante el resto del año, la boina de contaminación es muy perjudicial para nuestra salud, incluso los días que no se ve tan clara y evidente, pero lo niveles de gases tóxicos en el aire son casi igual de elevados.
La exposición continuada de nuestro organismo a estos agentes tóxicos y respirarlos deteriora nuestro bienestar y puede resultar muy nocivo. Lo más habitual es irritación de las vías respiratorias, incrementar los síntomas y molestias de las personas alérgicas, provocar anemias ante los elevados niveles de monóxido de carbono que disminuye la oxigenación de la sangre, daños en nuestra piel, y disminuye nuestro sistema inmune, entre otras consecuencias.
