
Decenas de estudios internacionales señalan desde hace años que una catástrofe medioambiental está de camino, y la mayoría van adelantando sus fechas de estimación de ese desastre. La última conocida es el adelanto en el colapso de la corriente atlántica, que se estimaba para 2045-2095, y se ha adelantado a 2030.
Más de un tercio de los estudios predicen este desastre, concretamente entre el 35% y el 45% de los modelos afirman que se producirá un verdadero colapso. La clave es un regulador conocido como AMOC.
Existe un regulador natural de nuestro clima. Básicamente consiste en una circulación de retorno meridional del Atlántico y posee una enorme importancia en la temperatura del agua del océano. Normalmente esta corriente sirve para que el agua con temperatura más elevada viaje desde el Golfo de México hasta zonas más templadas y frías en el Atlántico Norte, equilibrando así sus ecosistemas.
Este sistema natural de enfriamiento de las aguas oceánicas, según uno de sus principales investigadores, Stefan Rahmstorf, parece que tiene una alta probabilidad de alterarse… Esta mala noticia se barajaba desde hace tiempo, con la opción de que pueda sufrir una convención que frenaría su ciclo tal cual lo conocemos. Y las últimas estimaciones son más catastróficas porque adelantan esa notable alteración en su funcionamiento actual a 2030.
Empieza a haber una convergencia en las diferentes investigaciones. Empieza a hacerse probable un colapso rápido de la AMOC. Quizá deberíamos comenzar a tomarnos en serio lo de nuestra supervivencia https://t.co/aWwPKLWIcH
— Antonio Turiel (@amturiel) June 4, 2024
Por lo tanto, el proceso natural de enfriamiento del agua del Océano Atlántico dejaría de producirse en tan sólo seis años. Este colapso de la AMOC, según todos los expertos, pondría en grave peligro la supervivencia de miles de especies animales y vegetales presentes hoy en día sobre nuestro planeta.
Si las emisiones contaminantes de efecto invernadero continúan al ritmo actual, o no se mitigan en un elevado porcentaje, en ese siglo se produciría ese colapso fatal producido por el retroceso de la corriente circular del Atlántico, AMOC. Sin embargo, las estimaciones van acercando la fecha más y más, hasta el punto de prever que pueda comenzar a producirse en el año 2030 y consecutivos hasta 2040. Incluso algunos estudios adelantan aún más esa fecha a 2025.

Las consecuencias sobre la vida en La Tierra, irrefutablemente, serán tremendas. En cualquier caso, los efectos serían progresivos, e incluso su retroceso en las corrientes oceánicas, también se espera que sea poco a poco.
En Europa, según muchos investigadores, este fenómeno puede colapsar de forma más radical, modificando nuestro clima y situación actual drásticamente. El Viejo Continente sería el primer afectado y con mayor intensidad, especialmente en las precipitaciones que disminuirían notablemente y en las temperaturas que se verían muy alteradas.
Europa tendría un clima parecido al de Siberia o Canadá, con temperaturas unos 30 grados inferiores a las actuales y escasez de lluvias. Un continente seco y frío que resultaría “inhabitable” para el ser humano. Además, se producirían tormentas con efectos destructivos con una elevada frecuencia.