Las bolsas de tela ahora también se han puesto en ‘tela de juicio’ por su proliferación y por su huella de carbono. Y es lógico, porque tras el aluvión de bolsas de ‘larga duración’ y muchos usos, frente a las de plástico, el aluvión de éstas ha sido hasta desmesurado.
Al mismo nivel que aplaudimos la retirada de las bolsas de plástico como medida para reducir residuos y contaminación en el planeta, hoy vivimos la tremenda proliferación de sus sustitutas, las bolsas de tela que también tienen una importante huella de carbono.
“Cuántas bolsas de tela tienes?” es el titular de una columna de opinión de José Nicolás en el periódico El País muy elocuente sobre este nuevo fenómeno. “Abro el melón de las Tote Bags” escribió este lunes el cantante y agitador folclórico Rodrigo Cuevas en su cuenta de Twitter. El mensaje estaba acompañado de un vídeo en el que explicaba por qué ya no incluía bolsas de tela en su merchandising. Celebró el momento en que empezaron a venderse: “¡Qué bien! El fin de las bolsas de plástico.” Todos lo hicimos. Estas bolsas de tela resultan útiles tanto para el uso diario como para transportar la compra. “Pero claro”, añadía mientras mostraba sus brazos con incontables bolsas colgadas, “ahora tenemos todas estas Tote Bags cada uno en casa y ¿sabéis la contaminación que supone producir todo este textil? Este algodón no sabemos dónde está producido, dónde está tejido, dónde está teñido… ¿Creéis que esto es más ecológico que el plástico?”, preguntó el músico, antes de concluir que no puede vender este tipo de accesorios mientras no se fabriquen con telas recicladas, ya que así resulta insostenible para el planeta.
Abro el melón de les Tote Bags pic.twitter.com/Z7ePTqlgXT
— Rodrigo Cuevas (@RodrigoCuevasG) September 19, 2022
Cuevas consiguió el aplauso de muchos seguidores, que aportaron ejemplos de mal uso de objetos presuntamente ecológicos. Javi Polo tuiteó: “Maravilloso melón este, como el de las pajitas de cartón o las bolsas de papel. En ecología no hay material malo, lo que hay es mal uso, marketing, poca reutilización y un consumismo excesivo que deriva en más residuos. Ah y mucha tinta… Pero mucha.”
@ann_yu citaba el mensaje del músico mientras recordaba la regla de las tres R de la ecología: “Se necesitan miles de usos para compensar la producción de una bolsa de tela. Hemos pasado de la bolsa de las bolsas de plástico a la de las bolsas de tela creyéndonos muy sostenibles cuando lo primero que hay que hacer es reducir y luego reutilizar”. Otro usuario enlazaba un hilo publicado hace unos días por Leo Barasi, autor de The Climate Majority, sobre el uso ecológico de estas bolsas, donde concluye que no hay que emplearlas 20.000 veces, como se dice, para que sean rentables, sino que hay que hacerlo unas 130 veces para que su producción tenga un impacto similar al de una bolsa de plástico.” El País.
La ecología se basa precisamente en reducir consumos, y para ello solo deberíamos comprar y, por tanto producir, lo necesario. Si con dos bolsas de tela en casa es suficiente no debemos acumular decenas. Con la excusa de que son eco y sostenibles nos las han regalado las empresas que quieren presumir de verdes y las hemos comprado sin remordimientos para “llevar una en el bolso, otra para el coche,…”