El mercado de la vivienda aumenta aún más su demanda con formatos ya sólidos y estables tras años de implantación. El segmento ‘senior living’ se expande como modelo afianzado para la tercera edad con millones de euros de inversión nacional y extranjera.
Más de 3.000 millones de euros hasta 2026, es la última noticia que se suma a un modelo en expansión pese a llevar años implantándose en nuestro país. El formato conocido como ‘senior living’ es la alternativa natural a las residencias de ancianos o de la tercera edad.
Este tipo de inmuebles está liderando especialmente en capitales como Málaga, Madrid o Tenerife, pero no es flor de un día ni una moda, porque después de años desembarcando progresivamente, ahora lo hace de forma más expansiva y contundente.
¿Estrategia urbanística o nueva necesidad social?
Los inversores han visto una demanda fuerte y estable en una Europa envejecida con una pirámide generacional envenenada para la sociedad, que se traduce en un amplio porcentaje de población en este segmento.
Sólo en España hay actualmente más de 15 proyectos validados con más de 3.200 inmuebles de este modelo en diversas fases de licencia y/o ejecución. Nada de estrategia urbanística, se trata de cubrir una nueva necesidad en el mercado inmobiliario.
Hoy en España hay unos 500 millones de euros invertidos en proyectos de este modelo según las últimas cifras ofrecidas desde la consultora inmobiliaria Atlas Real Estate Analytics. A la cabeza destaca Málaga con cuatro proyectos y cerca de 1.700 viviendas, a continuación Madrid con otros cuatro proyectos y más de 500 inmuebles, y les siguen Tenerife con casi 300 casas, Alicante con 260 y Barcelona con aproximadamente 200 viviendas.
En el pasado año 2022, según el Imserso, en España se superaron los 9 millones de personas con más de 65 años, es decir, casi una quinta parte de la población del país. De este segmento, el 40% estaría interesado y dispuesto a vivir en estas viviendas, según el último informe de Ageingnomics de la Fundación Mapfre.
¿Qué es un inmueble ‘senior living’?
Muchas personas de determinada edad, afortunadamente, tienen un envejecimiento activo sin dolencias, ni necesidad de cuidados como sucede en una residencia de mayores tradicional, de ahí surgen los inmuebles ‘senior living’.
Aquellas personas con más de 65 años que pueden vivir solas porque lo prefieren y se encuentran en sus plenas facultades, se decantan por un tipo de alojamiento que ya ha triunfado en media Europa y que lleva años aterrizando poco a poco también en nuestro país.
Se trata de un concepto sencillo; viviendas adaptadas a las personas que van a vivir en ellas, es decir, por ejemplo, con determinados detalles de accesibilidad o preferencias de convivencia. No se trata de vivir sólo necesariamente, por eso existen modalidades diversas dentro del ‘senior living’.
Hay usuarios que prefieren personalizar su vivienda a sus gustos y necesidades. Sin embargo, otros prefieren convivir para no estar solos. Hay comunidades con fórmulas similares a las cooperativas que además resultan más económicas. E incluso hay zonas como urbanizaciones donde todas las viviendas son dedicadas a este segmento poblacional por lo que encuentran un contexto idóneo a sus gustos, hobbies, etc. Este tipo de urbanizaciones con viviendas para personas de la tercera edad se hacen hueco desde hace años en zonas de costa como la provincia de Málaga con un público mayoritariamente extranjero, y que ya conocían estos modelos de viviendas del norte de Europa.
La mayoría de las personas que alcanzan estas edades suelen tener viviendas en propiedad que adquirieron cuando su situación familiar era distinta, es decir, cuando sus hijos o pareja vivían juntos en la misma residencia, y cuando su situación particular era diferente por ejemplo en el terreno laboral.
En esta nueva etapa de su vida disfrutan de más tiempo y pueden, por ejemplo, nadar o hacer deporte, sin embargo, en un piso o un ático en el centro de la ciudad no disponen de la comodidad de una piscina cubierta, gimnasio o bosque cerca para pasear.
En la nueva circunstancia los hijos ya no viven en la misma residencia, se han emancipado y sobran habitaciones y metros cuadrados en su casa de toda la vida. Tampoco necesitan estar cerca de su oficina o puesto de trabajo, un requisito que durante muchos años era primordial. Incluso dentro de casa, aquellas personas que teletrabajaban o eran autónomos y necesitaban un despacho y un espacio adaptado para su trabajo, ya no lo necesitan. Nueva vida y nuevas necesidades habitacionales.