La tremenda presencia de microplásticos en nuestros océanos podría tener las horas contadas, no por que dejen de verterse o se haya logrado cortar el uso de plástico, más bien por la investigación en el desarrollo de fórmulas para atraparlos y sacarlos del agua.
Se trata de una solución que logra una especie de ‘efecto imán’ para atraerlos y recogerlos gracias a lo que han denominado ‘nanoflores de hierro’. El método consiste en depurar las aguas con un imán y así lograr evitar la presencia de las toneladas de microplásticos que sabemos que residen en nuestros mares y océanos.
En los sistemas digestivos de más de 1.300 especies de fauna marina se han detectado estos residuos, e incluso en el organismo humano, concretamente en su cerebro y testículos. Tampoco escapan a estas partículas contaminantes el agua corriente de grandes ciudades como Barcelona, Valencia o Madrid.
Unas partículas tan pequeñas y difíciles de detectar que evidentemente ‘se han colado’ ya donde hasta ahora ni sospechábamos. Tan sólo tienen unos 5 milímetros, pueden ser hasta imperceptibles y, por lo tanto, difíciles de controlar y evitar.
El último método es muy halagüeño en esta difícil tarea y reto medioambiental y social, y además es fruto de la investigación de un equipo de científicos españoles. Una solución más barata de lo previsto gracias al Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM-CSIC), dentro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. La solución pasa por magnetizar los microplásticos con nanotecnología, y así, poder atraparlos con un imán.
¿Cómo se magnetizan los microplásticos? Gracias a lo que han llamado ‘flores de hierro’ o ‘nanoflores’. Se trata de unas nanopartículas de menos de una millonésima parte de un milímetro, que se unen como los pétalos de una flor para lograr un tamaño mayor que se adhiera a los microplásticos. Logran adherirse a ellos por una cobertura de poliol o de alcohol polihídrico. Estas flores atrapan a los microplásticos y a su vez ellas, al tener óxido de hierro, son atrapadas por un simple imán.
¿Cómo se magnetizan los microplásticos? Gracias a lo que han llamado ‘flores de hierro’ o ‘nanoflores’. Se trata de unas nanopartículas de menos de una millonésima parte de un milímetro, que se unen como los pétalos de una flor para lograr un tamaño mayor que se adhiera a los microplásticos. Logran adherirse a ellos por una cobertura de poliol o de alcohol polihídrico. Estas flores atrapan a los microplásticos y a su vez ellas, al tener óxido de hierro, son atrapadas por un simple imán.
El sistema parece sencillo y barato, a priori, por lo que tanto sus responsables como toda la comunidad científica y medio ambiental está muy optimista con él. Hay que recordar que la lucha contra los microplásticos lleva años sin lograr avances sustanciales, pese a medidas como las limitaciones de los plásticos de un sólo uso, o aquellos productos como purpurinas o jabones con microplásticos en su composición.
Más de catorce millones de toneladas de microplásticos se estima que se acumulan en los fondos marinos de todo el planeta, y la problemática sigue acumulandose y sumando efectos secundarios en flora, fauna y salud humana.