Fin al uso del papel en los prospectos de los medicamentos. Si la pandemia trajo el fin de las cartas en papel o plástico y se extendió el uso de los códigos QR en bares y restaurantes, ahora la sostenibilidad de nuestro planeta es la que se beneficia de los avances tecnológicos.
Los medicamentos no llevarán el prospecto con sus características, usos o caducidad en ese característico papel de poco gramaje y que pocos lograban volver a doblar correctamente. Desde el punto de vista medioambiental, evidentemente la iniciativa es muy bien acogida, sin embargo la polémica ha envuelto a esta decisión.
¿Todo el mundo tiene acceso y maneja un Smartphone para leer un código QR y poder así consultar las dudas sobre un medicamento? Cuando se trata de temas de salud hay que ser más cautos si cabe que en otros temas. Además, un alto porcentaje de personas de avanzada edad no dominan los temas tecnológicos, precisamente un sector que sí precisa de más medicación que el resto de edades.
Se abren ahora muchas dudas sobre qué impacto real tendrá esta medida en la sociedad y si se crearán nuevas situaciones de incertidumbre especialmente en algunos segmentos de población más vulnerables. La lucha contra el cambio climático y el afán de aminorar el uso del papel al máximo, frente a la utilidad de algunos usos como estos prospectos.
Los farmaceúticos, en su mayoría, se muestran a favor de la medida, ya que precisamente en las oficinas de farmacia se facilitan en numerosas ocasiones la lectura de estos prospectos para consultar dosis, frecuencia de tomas, o incompatibilidades entre diversos fármacos, por ejemplo. Sin embargo, los medicamentos que se almacenan en los botiquines domésticos, hasta ahora, tenían el apoyo de esta herramienta para consultar pasado el tiempo de la receta.
Sin duda, la transformación social que precisa la lucha contra el cambio climático tiene que involucrar a todos los sectores. Pequeños gestos para revolucionar una sociedad, que hoy por hoy necesita cambiar para sobrevivir.