Nacer sorda y ser periodista no parecía fácil, pero lograr en dos meses más de 80.000 firmas de apoyo para reformar la Constitución Española parecía más imposible y Vicky lo logró. Fue uno de los primeros pasos en la larga y lenta carrera de obstáculos hasta conseguir quitar de nuestra Carta Magna el término “disminuidos”.
“Soy sorda, no disminuida” fue su certero eslogan para iniciar esa campaña para recoger apoyos y firmas con el claro objetivo de llevar su reivindicación hasta el Congreso de los Diputados, y ahí Vicky Bendito supo mostrar una injusticia indigna para miles de personas con discapacidad en nuestro país.
Hasta ahora en el artículo 49 de nuestra Constitución aparecía esa denominación despectiva y denigrante, que en su día era más habitual pero que actualmente y afortunadamente estaba fuera de lugar.
“Retrasada” les dijeron a los padres de Vicky que era su hija al nacer. Desde aquel momento han pasado décadas, la sociedad ha evolucionado mucho en este tipo de sensibilidad léxica, sin embargo, nuestra Constitución seguía anclada en un término obsoleto a todas luces.
Era imprescindible adoptar cambios en todos los ámbitos, también en este artículo constitucional, y gracias a personas que llevan años batallando se ha logrado finalmente. No obstante, a lo largo de todas estas décadas se han utilizado, incluso oficialmente, muchos términos muy poco empáticos ni sensibles.
En 2005, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad ya abanderó esta reivindicación, sin embargo, han hecho falta muchas más campañas de concienciación y dar visibilidad a esta injusticia en plataformas como change.org como hizo Vicky, para lograr pasos que parecían imposibles.
Haber logrado este hito cambiando nuestra Constitución, ha sido para miles de personas con discapacidad un reto que suponía “una cuestión de decencia, dignidad y coherencia” como ha reconocido la periodista Vicky Bendito.
