La mitad de los padres de niños y adolescentes revisan el historial de búsquedas de sus hijos en sus dispositivos electrónicos como tablets y móviles. Y cerca de la mitad han instalado apps de vigilancia de contenidos online.
Internet y las redes sociales pueden parecer un escaparate donde ver o leer miles de contenidos sin traspasar otros límites, pero cualquier tecnología en manos de un adolescente ávido de nuevas experiencias y transgredir los límites establecidos, es un mundo muy peligroso.
Muestra de ello son los miles de delitos que a diario se producen en nuestro país en ese mundo paralelo que es internet y todas las aplicaciones o redes sociales online. La publicidad, el consumo y las tendencias de todos los sectores, ya incluyen como su target objetivo los jóvenes y preadolescentes que ‘compran’ un modo de vida con determinados productos.
La publicidad y el marketing tienen mucho que decir en la salud mental de los más jóvenes de la casa, porque la vida no es lo que se muestra en instagram, ni de particulares ni de influencers creadores de tendencias y opinión. La responsabilidad social del escaparate idílico y perfecto que suponen las redes sociales actuales es tremenda. Hoy apps como tik tok o instagram dominan los ‘tiernos cerebros’ de miles de niñas y niños que buscan su identidad y su personalidad en estilos de ropa y productos de moda.
Los enormes peligros y el abismo entre internet y la cruda realidad, van mucho más allá de esa consecuencia psicológica. No solo convierten a estos jóvenes en consumidores insaciables e insatisfechos, también en inocentes víctimas a la hora de traspasar esa pantalla.
Falsificaciones de tarjetas de crédito y métodos de pago fraudulentos para consumidores inexpertos, contenidos pornográficos o violentos tras inocentes temáticas, o depravados y timadores que suplantan la identidad de sus iguales y resultan ser desalmados que buscan otros interés más allá.
Las redes sociales e internet son fantasía, publicidad y modo de vida envidiable, sin embargo ni las familias son tan felices, ni sus cuerpos tan perfectos, si su cuenta corriente tan abultada… y por supuesto, a veces ese no es ni su nombre ni su edad.
La atracción a lo desconocido y nuevo es fatal para una mente inexperta, por eso miles de padres y madres buscan protegerles de forma sibilina, como con apps invisibles que ofrecen su posición en GPS 24 horas al día, o que provocan error en determinados contenidos.