La mitad de los españoles duerme mal y se ha disparado la venta de medicamentos como la dormidina o la doxilamina para conciliar mejor el sueño. Incluso los complejos de las marcas blancas como el somnífero famoso del supermercado Mercadona basado en amapola. Este tipo de fármacos o derivados similares se han convertido en aliados de un problema que va en aumento en nuestro país: dormir mal.
Según la OMS la mitad de los adultos y un cuarto de los niños no tienen ‘sueño de calidad’. Si los médicos recomiendan dormir 8 horas al día, 7 sería el mínimo en mayores de edad, pero estamos lejos de estas cifras. La Sociedad Española de Neurología afirma que más del 25% de los españoles duerme menos, e incluso casi un 2% no llega a las seis horas diarias.
Dormir menos de lo recomendable, por el motivo que sea, es mermar nuestra calidad de vida y poner en riesgo nuestra salud. Se disparan las posibilidades de tener una enfermedad cardiovascular por ejemplo. Además del evidente mal humor, irritabilidad, desconcentración,…
El problema de dormir poco a veces viene provocado por malos hábitos y desorganización, porque nos quedamos hasta demasiado tarde viendo una película o la televisión, o navegando en redes sociales con el teléfono móvil. Sin embargo hay un alto porcentaje de españoles que debido a estrés, ansiedad, preocupaciones o desequilibrios de otro tipo, sufren insomnio y alteraciones en el sueño.
Personas que apenas pueden conciliar el sueño y las noches se hacen eternas. Bien no logran dormirse hasta la madrugada o bien se despiertan constantemente en un duerme vela que evidentemente no aporta sueño de calidad.
Los problemas económicos, laborales, familiares,… pueden ‘quitarnos el sueño’ literalmente, y la situación personal puede alterar el descanso por motivos justificados. Lo que no parece razonable es que el porcentaje de la sociedad que sufre esta alteración sea tan elevado. Por este motivo las autoridades sanitarias advierten de la gravedad de esta situación y tendencia.
Investigadores de la Universidad de Southampton (Reino Unido) estimaron que tras el covid hemos pasado de tener insomnio 1 de cada 6 personas a 1 de cada 4.
La importancia reparadora del sueño en nuestro organismo va más allá de lo que imaginamos, y tanto la cantidad de horas como la calidad de éstas es vital en la salud del presente y la del futuro. Dormir es invertir tiempo en nuestra salud, pero vivimos demasiado rápido y pensamos que dormir es perder el tiempo.
Reponer neurotransmisores, receptores, ordenar la memoria y los recuerdos, por ejemplo para los estudiantes pero en general para toda la población, se dediquen a lo que se dediquen y tengan la edad que tengan, es fundamental.
El insomnio crónico hoy parece afectar a entre un 5 y un 15% según los expertos, pero tan solo el 2,5% ha acudido a un médico para tratarlo, evitarlo o prevenirlo. Es una dolencia que muchos sufren en intimidad sin consultar con un especialista. Mientras que en torno a un 40% de los españoles sufren insomnio puntual, es decir, alguna noche en vela.
Es decir, que más de 12 millones de españoles duermen mal y no descansan lo suficiente o bien, y especialmente hay unos 4 millones que tienen trastornos graves de su descanso. Las preocupaciones domésticas habituales como la incertidumbre, una enfermedad o alguien en el paro están evidentemente detrás de muchos de esos insomnios denominados ‘agudos’ o puntuales. Sin embargo, es alarmante el incremento de este porcentaje de alteraciones habituales del sueño en un sector demasiado amplio de la población, y que en el futuro puede determinar las patologías o enfermedades que marcarán a las próximas generaciones tras años sufriendo alteraciones en su sueño