El futuro del plástico tiene los días contados, y la lucha contra los microplásticos en nuestros océanos es uno de los objetivos más extendidos por todo el planeta. Necesitamos sustituir las toneladas de plásticos que utiliza aún nuestra sociedad y evitar los 400 millones de toneladas fabricados en la actualidad, de ellos más de un 80% no se ha reciclado.
Se hace necesario incorporar nuevos materiales con las ventajas y prestaciones del plástico tradicional pero que sea biodegradable en nuestra naturaleza. Así, varias líneas de desarrollo presentan soluciones muy alentadoras. Por ejemplo, un plástico elaborado a partir de algas marinas y completamente libre de toxinas incluso en su descomposición. El conocido como TPU-FC1 se elabora con un biopolímero que producen las algas y es capaz de desaparecer en apenas siete meses en lugar de los entre 100 y 1.000 años que tarda en hacerlo un microplástico.
Afortunadamente hay muchos ejemplos, y uno de estos materiales innovadores acaba de aterrizar en nuestro país según sus distribuidores. Se trataría de un plástico con todas las ventajas de los plásticos tradicionales, sin embargo, se puede disolver en agua sin dejar residuos. Este material totalmente biodegradable puede utilizarse en alimentación ya que también es libre de toxinas y combinado con papel aumenta su resistencia.
En la actualidad los microplásticos se han convertido en un grave problema de salud para las personas y medioambiental para flora, fauna, océanos y biodiversidad. “Cada semana, una persona ingiere de media microplásticos del tamaño de una tarjeta de crédito”, afirma Nanda Bergstein, responsable de Camm Solutions en nuestro país, empresa desarrolladora del material ‘camm’. Ciertamente, todos los expertos apuntan a la peligrosidad a medio y largo plazo de esta convivencia de los seres humanos con los microplásticos, por sus consecuencias por el momento desconocidas e imprevisibles.
