La pandemia nos ha devuelto a hábitos previos sobre el uso de los plásticos, especialmente lo de usar y tirar. El miedo al contagio nos hace limpiar y usar materiales de un único uso, como guantes, monodosis, cubiertos de plástico y envases para comida a domicilio, o las indispensables mascarillas.
Afortunadamente han surgido miles de iniciativas sostenibles para fomentar el uso de mascarillas textiles y lavables, pero están muy extendidas las desechables quirúrgicas, KN95 y FFP2. Ni sabemos dónde debemos tirarlas porque entendemos que no es un objeto ni un material para reciclarlo por el riesgo de contener partículas de covid, ni se pueden usar más de un determinado número de horas. Surgiendo así las ingentes cantidades de residuos por las mascarillas de un solo uso.
Los productos de un solo uso nos han dejado ver una realidad; el plástico es otra pandemia en la que estamos retrocediendo enormemente ante el miedo al coronavirus. Esperemos que no vaya para atrás también nuestra concienciación y regresemos con la misma preocupación por nuestra sostenibilidad cuando nos quitemos por fin la mascarilla.
