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El peligro del calor en la ciudad

El peligro del calor en la ciudad

Sofocar el calor en una casa de campo es mucho más fácil. El asfalto suma grados de temperatura y se derrite bajo nuestros pies en olas de calor en verano, o en las primaveras atípicas que el cambio climático está provocando en nuestras latitudes.
Las casas, los edificios, las calles, el tráfico, la vegetación… En la ciudad el calor es más hostil y difícil de sobrellevar. Hablamos de grandes urbes con rascacielos de un gran número de plantas, miles de aparatos de aire acondicionado, pocas zonas verdes,… Según un estudio de meteorólogos suizos, hay una diferencia de unos seis grados Celsius entre una gran urbe y una zona rural, e incluso hay otros expertos que hablan de hasta 10 grados de diferencia.

El peligro del calor en la ciudad

Lamentablemente parece que las olas de calor y temperaturas extremas se van a apoderar de más meses en el calendario y serán cada año más habituales si nada cambia en la lucha por frenar el calentamiento global del planeta.
Esta resignación está provocando que muchas ciudades se planteen tomar medidas para paliar a sus habitantes el sufrimiento de estas altas temperaturas. Por ejemplo, en Madrid están barajando la opción de poner en zonas céntricas como la Puerta del Sol, toldos vela que aporten sombra en espacios abiertos como esa plaza. Lo que ayudaría a disminuir la temperatura y que agradecerían enormemente viandantes y turistas, sin embargo, es una medida aún en estudio.
En otras ciudades se habla de soluciones más ambiciosas e innovadoras, por ejemplo que los edificios sean capaces de no absorber tantos rayos de sol, se traduce en un descenso de la temperatura y del consumo en climatización de ese edificio.

  • Sustituir el asfalto oscuro. También se pueden pintar los suelos de las calles para evitar que absorban temperatura. O evitar materiales como el asfalto y similares que son idóneos para alcanzar temperaturas muy elevadas, unos 65 grados centígrados aprox.
  • Refugios del calor. Como bibliotecas, museos, parques, espacios privados,… donde las personas puedan refugiarse en un ambiente refrigerado. Se utilizaron en EE.UU. y Canadá durante la ola de calor de 2021.
  • Tejados con jardín. Son el primer contacto con el sol y pueden paliar y amortiguar la temperatura si, por ejemplo se convierten en jardines tupidos de vegetación. Pueden retener CO2 y agua, y al tamizar el impacto del sol, reducen la temperatura que se transmite al resto del edificio. En muchos países europeos ya se está normalizando la obra nueva.
  • Cubiertas blancas. Pintar en colores claros una cubierta puede transformar el efecto que el sol provoca en ella, de absorber temperatura a reflectar los rayos. Pintura blanca o materiales reflectantes son un gran aliado en edificios ya construidos.
  • Vegetación adaptada. Evidentemente las especies de vegetación autóctonas son siempre las más resistentes en ese clima, pero si nuestras temperaturas se alteran, quizá deberíamos ayudar con especies de árboles por ejemplo, más acostumbradas a soportar altas temperaturas.
  • Más sombra. Hay que aumentar las zonas de sombras para reducir así la temperatura en la ciudad. Especialmente es recomendable la sombra provocada por vegetación y árboles, ya que es capaz de ofrecer más frondosidad y frescor natural.
  • Ciudades de 15’. Ciudades con zonas con todos los servicios en las que se puede acceder a todo en 15 minutos a pie y en las que no son necesarios los desplazamientos en con un medio de transporte, para descarbonizar la movilidad pero también para evitar el tráfico rodado de cualquier tipo.