Equilibrar energías, flujos positivos y atraer buenas vibraciones. El Feng Shui llega a tu hogar para transformarlo en un plácido lugar donde los detalles y el presente sean protagonistas. Deja a la tranquilidad invadir todo, ¡te engancharás!
Buena energía en casa, ese es el objetivo, y las herramientas son nuestra decoración. Basado en la filosofía asiática, pero nada que ver con la decoración oriental. Se trata de armonizar los espacios y sus energías. Para que las vibraciones de cada elemento de casa fluyan y nos sintamos más a gusto.
Una casa con Feng Shui no es una casa basada en algoritmos ni matemáticas. No hay reglas estrictas ni nada es verdad absoluta. El sentido común suele ser el denominador en todas las estancias.
Orden, armonía, equilibrio y librarnos de todo lo superfluo sería una máxima. También es recomendable tener claro que ‘menos es más’. Cuantos más elementos haya en nuestra vivienda, más energías se acumulan en casa. Así que invertir tiempo en tirar, reciclar y regalar objetos, ropa, juguetes o utensilios que ya no usamos, es probablemente la mejor inversión para tu hogar.
Hay claves decorativas acorde con la armonía y el equilibrio que buscamos conseguir. Por ejemplo, los colores. El color es un pilar fundamental en el Feng Shui, ya que se basa en cinco elementos primarios como el fuego que se simboliza con el color rojo, la tierra con el amarillo, el agua con el azul, el metal con el blanco y la madera con el color verde. Estos cinco colores son versátiles y combinables a la vez que logran dar luminosidad a los espacios. Además, siempre se prefieren en tonos claros ya que ‘canalizan mejor la energía’.
Los neutros en intensidad suave son los más elegidos, pero como en esta filosofía decorativa no hay reglas férreas, también podemos encontrar colores fuertes con mucha presencia. Un punto fundamental es tener en cuenta dónde y en qué proporción colocamos ese color intenso. Es muy importante antes de colocar ese color, qué actividades se realizan en esa estancia.
Las formas, especialmente cinco figuras geométricas, también marcan el Feng Shui y cada uno tiene un significado. El cuadrado es la tierra, el triángulo es el fuego, un círculo es el metal, el rectángulo es la madera y el agua es una forma irregular.
Si te decantas por una mesa redonda, marcarás una regularidad en el flujo de energías de todos los comensales invitados a esa mesa. Mientras que una mesa cuadrada limita ese equilibrio.
Cada estancia tiene su energía, no es sólo cómo colocar la cama del dormitorio, el Feng Shui es mucho más. Es la combinación de todos los elementos y su elección. Cada pieza debe ser importante, elegida a conciencia, acorde con tus gustos.
Elige y busca bien cada elemento decorativo para que te transmita positividad. Las plantas y los espejos son muy típicos de esta tendencia decorativa, pero si van acorde contigo, no sirven en tu hogar.
Materiales naturales como la madera y la piedra son grandes compañeros de viaje para los seguidores del Feng Shui. Además, son muy combinables y adaptables a todos los estilos y gustos. Muebles, marcos, estructuras de la vivienda,…la madera es un aliado natural de esta filosofía.
Descarga estanterías, mesas y deja el mínimo de objetos. Si te gusta combinar cojines, tendrás que poner varios y ese equilibrio será maravilloso en conjunto. Así que las contradicciones son habituales en esta decoración como canon, pero no como tu estilo.
Lo invisible cuenta. La filosofía, las vibraciones, la energía, no se ven, pero se sienten y nos invaden cada día. Todo suma para lograr una influencia positiva en las personas y sus estados de ánimo y humor.
El orden a veces se ha relacionado en este estilo decorativo con la simetría, pero tienen porque ir juntos ambos conceptos. Así que rompe y descoloca la equidistancia a tu gusto sin problemas.