Mezclar elementos de diversos estilos, décadas, alturas, colores o materiales. Combinar piezas muy destacadas en contraste pero armonizadas, pensadas y equilibrando los espacios y ambientes. ¡Arriesgar para triunfar!
Nuestros gustos son a veces muy variados, y nos gusta recopilar detalles de distintos estilos decorativos. La decoración ecléctica permite armonizar elementos muy diferentes en un mismo espacio y mezclar art decó, industrial y romántico, o pop art y clásico. ¿Por qué no?
Si escoges pieza a pieza tu decoración independientemente de los cánones estándar, eres un interiorista ecléctico aunque no lo sepas. Si no renuncias al cuadro que te regalaron ‘que no va con nada’, ni al recuerdo que trajiste del viaja a África, y en tu hogar todo tiene cabida simplemente porque te gusta, eres ecléctico por los cuatro costados.
Diviértete eligiendo los elementos de tu casa sin guiarte por diseñadores ni catálogos, simplemente por tus gustos y combínalos como prefieras. Como los artistas de bellas artes que fueron pioneros en el concepto de no encorsetarse en ninguna escuela ni arte decorativo. sin estereotipos, en lugar de ser puristas, los eclécticos son pura mezcla de muchas inspiraciones y estilos.
Que nadie piense que se trata de una decoración caótica, sin planificación o en la que ‘todo vale’. Para nada, aquí cada rincón está pensado y cada elemento tiene su lugar y sus complementos.
Se trata de recopilar cuidadosamente una serie de elementos que armonizamos con una disposición pensada y estudiada. Como un ‘collage’ en el que las proporciones, los colores, las formas y los espacios son importantes y hay que equilibrar y organizar para lograr un resultado que contrasta, sorprende y tiene una gran personalidad.
Colores neutros e intensos en un mismo espacio, como una alfombra con símbolos muy marcados y tonos arriesgados, con cuadros discretos o espejos con mucho estilo. No hay que recargar de elementos, al contrario, pocos y con mucho que decir.
Combinar por ejemplo diferentes sillas de distintos estilos, alturas, materiales, colores, con y sin reposabrazos. Lo puedes ver en un restaurante de autor, ¿por qué no en casa? Mezcla en una misma pared diversos marcos de cuadros y fotos en varios tamaños, colores, grosores, materiales,… por ejemplo con fotos en blanco y negro o láminas discretas. Incluso cuela alguna foto de colores muy saturados y contrastados. Arriesgar es acertar, eso sí, compensa todo en su justa medida.
¿Todos los cojines iguales? Si tu sofá es de un color neutro ya tienes un gran lienzo donde colocar cojines redondos, rectangulares, ovalados y cuadrados. Con borlas y pompones, lisos, con texturas y rugosidades en relieve… en tonos suaves o estampados.
Muebles industriales con clásicos, sofá vintage con cuadros minimalistas o a la inversa. Clásico y moderno se dan la mano con pinceladas de otras escuelas decorativas como étnico, romántico, pop art, nórdico… ¡No hay que privarse de nada!
Una gran mesa redonda puede ser el punto de partida para todo el salón y de ahí buscamos por ejemplo piezas con esa misma forma circular en espejos, cuadros, cojines, sillas, alfombras,… Cada elemento es de un estilo decorativo pero en este caso tenemos un nexo común que es la forma. No es imprescindible ese denominador común para nada, pero puede ser una excusa muy acertada.
Equilibrar y no saturar es importante en este estilo porque mezclar puede llevar a desordenar o recargar de artículos un espacio. Precisamente el espacio tiene que predominar sobre las piezas de decoración y dejar ver la estancia pese a todo lo que haya en ella.
Sin estereotipos ni corsés, siéntete libre de decorar con aquello que te gusta sin seguir los cánones ni estándares de un estilo decorativo.