Indispensable y versátil, como soporte a plantas y ramas, o como pieza decorativa. El jarrón no falta en ningún hogar ni estilo. Damajuanas, floreros, tibor con tapa, minimalistas en cristal, madera labrada, cerámica colorida, barro al natural o modernos metálicos. ¡No sin mi jarrón!
Quizá lo difícil es decidirse por un jarrón ante la amplitud de posibilidades en cuanto a materiales, tamaños, formas, colores, opacidad,… También su uso ofrece muchas opciones y quizá de esta decisión debamos empezar para tomar la decisión de qué jarrón escoger.
Si su función es únicamente decorativa podemos decantarnos por materiales como madera, metal, masa de papel, fibras naturales,… cualquier opción es válida. Sin embargo, si queremos que nos sirva como soporte para unas flores frescas, probablemente querremos ponerle agua para mantenerlas más tiempo en buen estado.
Jarrones con formatos más tradicionales o modernos floreros muy altos y delgados para incluso albergar una única flor. Amplias damajuanas o centros de mesa más bajos y anchos para dar cabida a muchas flores con tallo corto.
Más allá de su utilidad, el jarrón es un aliado para dar el toque diferenciador a cualquier estancia, a una gran estantería o un pequeño rincón. Solo con una pieza puedes transformar el ambiente con toques étnicos, orientales, rústicos, románticos,…
Son tendencia los floreros de cristal traslúcido para flores frescas, pero los jarrones para las flores secas no se quedan atrás. Varas secas o espigas dan el punto elegante a cualquier estilo decorativo. Por ejemplo con tonalidades neutras pasarán más desapercibidos creando equilibrios y armonía con el resto de decoración.
Si por el contrario, queremos poner el foco y que todas las miradas tengan un imán, nos decantaremos por un tibor cerámico en colores intensos y llamativos. A veces incluso con adornos colgantes, o combinando varios similares de la misma colección.
Hay que tener en cuenta el espacio donde vamos a colocarlo antes de decidirnos por la pieza concreta, y pensar si es preferible alto y estrecho, ancho y bajo, si cabe y nos apetece una combinación de dos o más piezas.
Las formas originales en forma de U o arco, circulares con un hueco en el centro, o geometrías irregulares por ejemplo, son más acordes con estilos decorativos más contemporáneos, incluso combinados con esculturas o piezas decorativas metálicas. Suelen ser en tonos negros, grises, blancos,… y pocas veces con flores o ramas.
Los jarrones más clásicos pueden acompañar a cualquier ambiente rompiendo con colores alegres y atrevidos, a veces en estampados vegetales o con grecas. Botellas en tonos verdosos, o jarrones de cuerpo ancho redondeado en colores sólidos.
Los baños, cocinas o dormitorios también son un excelente contexto para colocar un jarrón. En los dormitorios pueden ir acompañados de flores preservadas o artificiales para mayor comodidad en cuanto al mantenimiento.
En los baños y aseos, los jarrones con flores o plantas en su interior, sea cual sea el estilo y el espacio, son un acierto seguro ya que aportan un punto de naturalidad, originalidad y estilo propio que transforman por completo ese baño.
La sencillez, como en todo, es un gran aliado para no saturar los espacios, por eso los jarrones blancos, tonos tierra o nudes son el mejor compañero para un espacio donde haya previamente varias piezas decorativas. Así ocupamos el espacio vacío, pero sin saturar.
El jarrón es un aliado natural de cualquier ambiente y estilo decorativo. Una pieza tradicional que no por ello tiene que resultar clásica, al contrario.
El jarrón es un aliado natural de cualquier ambiente y estilo decorativo. Una pieza tradicional que no por ello tiene que resultar clásica, al contrario.