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‘Ciudades esponja’ para paliar los daños del cambio climático

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Las lluvias torrenciales pueden causar graves problemas en los núcleos urbanos, en los cultivos y campos, en infraestructuras como carreteras o cableados. Evitar sus consecuencias y sus daños es una utopía para el ser humano, y con las DANAS y episodios de intensas lluvias cada vez más frecuentes por culpa del calentamiento global del planeta, se ha convertido en una prioridad para muchos investigadores y arquitectos.

En China, donde cada año 3 millones de personas sufren las consecuencias de las inundaciones torrenciales, ya han ideado y probado en más de una treintena de ciudades un sistema de absorción masiva de agua para amortiguar esos daños provocados por las rápidas inundaciones. La solución está resultando tan efectiva que su creador el arquitecto Yu Kongjian ya la ha exportado a otros diez países.
La idea nació en China, un país que aspira a lograr en 2030 que 8 de cada 10 ciudades reutilice aproximadamente el 70% del agua procedente de la lluvia. Así, al menos se adapta a las alteraciones que el cambio climático está provocando en nuestro clima.

Los planes hidrológicos son clave, pero hay otras soluciones innovadoras medioambientalmente como el suelo de las ‘ciudades esponja’. Los suelos son estructuras permeables, ladrillos especiales o porosos que absorben el agua, y debajo de las calles la almacenan en grandes cisternas. Agua que puede utilizarse tiempo después en múltiples opciones.
La tecnología y la innovación buscan soluciones sin descanso, y por ejemplo los llamados jardines pluviales, techos verdes, pavimentos permeables, restauración de humedales cerca de las grandes urbes o los sistemas de biorretención también son capaces de recoger el agua de lluvia como ya hacían en las casas particulares de toda la vida las abuelas. Agua de lluvia que se utilizaba para decenas de usos en casa. Almacenaje de agua para utilizarla en riesgo o limpiezas cuando escasee.
Es una modalidad de lo que podríamos llamar ‘economía circular’, un circuito cerrado para que el agua torrencial normalmente dañina en grandes ciudades y núcleos urbanos, se almacene esta vez para su beneficio.