Puede ser un uso de la tecnología para acercarnos a nuestros seres más queridos, puede tener un punto de nostalgia, sentimiento y emoción para muchos, pero la primera reacción mayoritaria ha sido poner en tela de juicio la moralidad de este adelanto innovador.
El altavoz inteligente de Amazon, el archiconocido ‘Alexa’, es muy popular y extendido en miles de hogares de todo el planeta. Como es lógico sus responsables no cesan en proponer mejoras para que su producto no se vea superado por la competencia y para atraer a nuevos usuarios.
Sin embargo, el último avance tecnológico presentado por la compañía está siendo tremendamente polémico. La delgada línea ética de usar la voz de personas fallecidas es realmente muy controvertida.
En la presentación que ha realizado Amazon se ha lanzado un vídeo en el que un niño solicitaba a su altavoz inteligente que su abuela acabase de leerle el cuento de ‘El Mago de Oz’, y una voz de señora de avanzada edad continuaba el relato infantil.
El adelanto consiste justo en eso; que el altavoz inteligente doméstico en lugar de responder a cualquier cuestión con su robótica voz, lo haga con una imitación de personas que ya hayan fallecido. Para conseguirlo, con solo un minuto de una grabación de esa persona, sería suficiente. A través de muestras de esa voz, logra elaborar una propuesta sonora muy similar a la real. Pero, ¿queremos escuchar a un familiar muerto cuando pedimos una canción o una emisora de radio al altavoz de casa?
El asistente virtual es muy útil y ha revolucionado el día a día de muchos hogares en todo el planeta. Hoy es una herramienta práctica para niños y mayores, para personas con visibilidad reducida, y miles de circunstancias concretas. Lo que hasta ahora no nos había planteado era este tipo de debates éticos por la idoneidad o no de los avances que la tecnología es capaz de ofrecernos.