El final del verano es el momento perfecto para ordenar el hogar, cambio de temporada en los armarios, llegan las mochilas y libros, y guardamos las maletas. Reordena tu hogar dándole nuevas opciones de almacenaje y organización para redescubrir tu casa y tenerlo todo a mano.
Hay que ver el tiempo que nos supone hacer el cambio de armarios como una inversión, porque todos sabemos los beneficios del orden en casa. No solo por la armonía y paz mental de ver una vivienda en orden, también por el ahorro de tiempo en buscar cosas. ¿Dónde está…? La mejor respuesta es “¡En su sitio!” Qué satisfacción encontrar todo a la primera y qué orgullo para tus hijos que sepan dónde colocar y dónde encontrar cualquier objeto.
Para eso hay que buscar soluciones de almacenaje para todas las estancias de la vivienda, no solo en las habituales. Por ejemplo, la cocina suele optimizar mucho cada espacio para poder guardar todo el menaje y utensilios y normalmente es un lugar ordenado.
Los vestidores a la vista son un imán para el desorden. Desde los fanáticos que clasifican por colores y alturas las camisas y vestidos para lograr un efecto estético abrumador, logrando lo más parecido a una tienda de moda. A aquellos que por las mañanas se prueban tres camisas y dos quedan sobre la butaca… Es lógico que al sacar la ropa de invierno o verano se quede más organizados los jerséis y pasado un tiempo se mezclen. Hay trucos como separadores internos o cestas en la parte superior de las baldas para que las prendas se conserven mejor planchadas y no se aplasten bajo otras, y para diferenciarlas de otro tipo. Por ejemplo los jerséis de las chaquetas de punto, mangas largas de mangas francesas, etc.
Cestas y cajas decorativas en el salón, tapadas o abiertas para guardar objetos cotidianos. Imagina una chimenea con una cesta llena de leña perfectamente colocada al lado. En ese salón no solo aporta una sensación de calidez acogedora de la madera, además logramos darle equilibrio y armonía. El orden tiene magia estéticamente en los espacios amplios.
A veces, para evitar que haya muchas cosas ‘por medio’, la mejor opción es disponer de mesas con cajones ocultos, pufs con hueco interior para las mantas, y así, aunque no sean grandes espacios, vamos colocando objetos que dejan de estar a la vista.
Una solución es colocar cajoneras del mismo color que el sofá o la pared que se camuflan para evitar que saturen o recarguen nuestro salón, pero que resulten una opción para, por ejemplo, guardar mantas infantiles, juguetes o incluso revistas y libros. El camuflaje de colores es para evitar que los volúmenes colapsen los espacios, quizá esa zona es de paso o estéticamente la preferías sin nada, pero las soluciones de almacenaje también son una inversión por el beneficio que nos dan para que el resto de los espacios estén recogidos y armoniosos.
Los libros por ejemplo de una colección también son un objeto de decoración, pero a veces son muchos colores y letras sin coordinación ni armonía. ¿Has probado a darles la vuelta? Sí, si ya los has leídos para qué quieres ver cómo se llama el libro ni el autor. Es tendencia darle la vuelta para que se vea el canto interior que es igual en todos y aporta armonía y color uniforme.
En el baño las hornacinas de obra son una excelente opción de almacenaje sin recargar, al contrario tiene toques minimalistas y de sencillez, si es posible tenerlas, son muy recomendables estéticamente.
Los armarios, estanterías, columnas o muebles integrados bajo el lavabo… todo es bienvenido para almacenar toallas, maquillajes, utensilios del pelo, cremas, báscula, cepillos de dientes… Todo lo que no esté a la vista, mejor. Incluso es más recomendable que en otras estancia de la casa porque la humedad, el uso de lacas, secador, pueden ensuciar mucho los objetos que no estén protegidos. Por eso se hace muy importante que el interior de los cajones tenga separaciones, que las baldas tengan su orden y que cada cajón tenga su objetivo.