
El azul es sinónimo de creatividad, arte plástico y carácter propio. En textiles, cerámicas, paredes, cuadros… Su variedad cromática fría y alegre da vida todo el año. Toques icónicos de pintura a mano o piezas artesanales con imperfecciones.
El azul aporta confianza y es una tonalidad inspiradora. Es un color más animado que los típicos neutros como beige o grises, y menos arriesgado y cargante que los habituales tonos alegres como amarillos, naranjas, rosas, rojos, verdes…. Es el color del equilibrio y tiene un amplio público.
Paredes, grandes alfombras o superficies de tamaño considerable pueden aparecer en tonos marinos, añiles, pasteles,… en numerosas estancias de la vivienda como baños, habitaciones infantil o juvenil, despachos y salas de estudio o de estar, zonas de un salón, cocinas, etc.

El azul es versátil, placentero, tranquilizador, por eso podemos permitirnos el lujo de usarlo sin mesura en una gran superficie o en varios elementos de una misma estancia.
Los textiles son un lienzo perfecto para los azules; pantallas de lámparas, cojines, sofás, cortinas, colchas y plaids de cama, caminos de mesa o manteles y servilletas, alfombras tradicionales de lana o modernas vinílicas en imitaciones a cerámicas y collage.
Cualquier fotografía o cuadro puede aportar esa ventana de color al mar, al cielo, o miles de combinaciones abstractas para soñar e imaginar. Jarrones, marcos, vasijas, cestería, lámparas de pie y mesa, apliques de iluminación, o incluso vajillas. En una vivienda, sea cual sea tu estilo, el azul aporta alegría, vida y tranquilidad.

Contrastes con amarillos o blancos, o equilibrios con verdes, aguamarina y otros azules, las combinaciones son infinitas. El azul junto con materiales naturales como cuero, barro, madera, cristal, metal, nácar o incluso mármol. Es capaz de proyectar contrastes con mucho carácter y de crear ambientes muy especiales en tu hogar.