Entre lluvias torrenciales y altas temperaturas, fenómenos cada vez más extremos y más frecuentes es la dinámica derivada de la crisis climática. Nos lo advirtieron los investigadores, nos alertaron los ecologistas y ahora nos intentan avisar los meteorólogos ante alertas naranjas por tormentas y fuertes vientos como los vividos este agosto en Baleares.
La temperatura del mar Mediterráneo ha subido aún más y ha superado los 28,4 grados centígrados a mediados de agosto. Aunque lo más preocupante si cabe es que haya estado por encima de los 28 grados durante un período amplio, concretamente desde el 6 de agosto al día 15. Se trata de una situación anómala y muy alarmante según todos los expertos.
Desde 1982 que el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo tiene registros, el último récord se fechaba en el verano de 2023, cuando el 13 de agosto se superaron los 28,22 grados centígrados. En nuestro país el registro más elevado de temperatura en la superficie del mar Mediterráneo se ha obtenido en el entorno de las islas Baleares, y concretamente en Sa Dragonera con 31,87 grados centígrados según los datos de Copernicus.
Las olas de calor sufridas este verano superando los 40 grados en gran parte de España también se han registrado en el resto de Europa, por lo que no se trata de fenómenos aislados ni puntuales, al contrario, todo indica que es una tendencia generalizada y que tiene una clara continuidad. Si en este caso se ha dado “el período más prolongado” de altas temperaturas por encima de los umbrales sufridos hasta la fecha, no se descarta que pueda superarse pronto dado el contexto y la inercia.
El riesgo de producirse daños y fenómenos adversos graves se incrementa ante estas temperaturas tan elevadas y de forma prolongada en el tiempo, según muchos analistas climáticos. Las olas de calor o las DANAS son peligrosas, y especialmente cuando se repiten con la frecuencia a la que nos estamos acostumbrando.
Algunas de las consecuencias más mediáticas del aumento de la temperatura del mar Mediterráneo es la proliferación de medusas en nuestras playas que, por ejemplo, este verano en España han obligado incluso al cierre de algunas durante días concretos. Las variedades de medusas que más han afectado han sido la carabela portuguesa o la denominada ‘huevo frito’ que han condicionado el baño especialmente en muchos puntos del levante alicantino y la Marina Alta.