Hay quien puede pensar que a la hora de escoger un juguete hay que decidir entre divertido o educativo, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los juegos puramente lúdicos son una herramienta maravillosa para aprender.
La elección de juguetes para niños es una de las decisiones más importantes para sus padres y cuidadores, ya que estos no solo son una fuente de diversión, sino también materiales clave en su desarrollo emocional y psicomotriz. En un mundo cada vez más dominado por las pantallas, es fundamental encontrar un equilibrio entre el entretenimiento digital y las actividades que promuevan habilidades cognitivas, físicas y emocionales. Por ello, elegir juguetes adecuados es esencial para asegurar un desarrollo integral de los más pequeños.

Los juguetes tradicionales siguen siendo una excelente opción para estimular el desarrollo emocional y psicomotriz de los niños. A diferencia de los dispositivos electrónicos, que tienden a ofrecer una experiencia pasiva, los juguetes tradicionales fomentan la creatividad, la imaginación, la interacción social y el aprendizaje activo.
Juguetes sencillos y clásicos como bloques de construcción, muñecas, pelotas y rompecabezas son aliados poderosos que ayudan a los niños a mejorar sus habilidades motrices gruesas y finas. Además, promueven la resolución de problemas, la coordinación mano-ojo y la concentración, que son precisamente factores esenciales para su desarrollo cognitivo.
Dentro de los juguetes tradicionales, los denominados educativos son una opción destacada. Los juguetes educativos están diseñados específicamente para apoyar el aprendizaje de conceptos clave como las formas, los colores, los números o las letras, y ayudan a los niños a desarrollar su capacidad de razonamiento y resolución de problemas. Ejemplos de ello incluyen juegos de memoria, juguetes de clasificación y laberintos. Estos juguetes además de ser divertidos, permiten a los niños aprender mientras juegan, lo que facilita la adquisición de habilidades cognitivas esenciales en sus primeros años de vida.

La filosofía Montessori, o aquellos juguetes que fomentan la autonomía del pequeño, es sin duda una forma de educar y vivir muy beneficiosa en las edades más tempranas. Un enfoque muy popular en la educación infantil es este conocido método Montessori, que básicamente promueve el aprendizaje autónomo y el desarrollo emocional a través de la exploración y la interacción con el entorno.

Los juguetes Montessori están diseñados para permitir que los niños descubran conceptos por sí mismos, con el ínimo de intervención externa. Estos juguetes son simples, naturales y funcionales, lo que permite que el niño se enfoque en la actividad en lugar de en estímulos innecesarios. Ejemplos típicos incluyen tablas de clasificación, juegos de encaje, y juguetes de madera que fomentan la manipulación y el tacto.
La filosofía Montessori también promueve el desarrollo emocional al dar a los niños la oportunidad de tomar decisiones y aprender de sus errores en un entorno seguro y controlado. A través de este tipo de juguetes, los niños entrenan su responsabilidad de sus acciones, el desarrollo de su autonomía y la experimentación de una sensación de logro cuando completan una tarea. Los niños logran sentirse orgullosos y realizados.
En la actualidad, las pantallas son una parte integral de la vida diaria, pero el exceso de tiempo frente a dispositivos digitales puede tener efectos negativos en el desarrollo emocional y psicomotriz de los niños. La exposición prolongada a pantallas puede generar una dependencia de los estímulos visuales, lo que disminuye la capacidad del niño para desarrollar habilidades cognitivas y emocionales esenciales, como la resolución de problemas, la empatía y la interacción social cara a cara.
Para lograr separar a los niños de las pantallas, es fundamental establecer límites claros y consistentes. Una buena recomendación es crear un ambiente en el que los juguetes y las actividades físicas sean los protagonistas. Al ofrecer una variedad de opciones de juegos que impliquen movimiento y creatividad, como juegos de construcción, deportes o actividades artísticas, se fomenta la participación activa del niño. También es importante reservar tiempos específicos para las pantallas, asegurándose de que no interfieran con otras actividades importantes, como el juego libre, la lectura o el tiempo en familia.
El ejemplo de los adultos también juega un papel fundamental en este proceso. Al reducir el uso de pantallas frente a los niños y participar activamente en sus juegos, se refuerza la importancia de las interacciones personales y el juego físico en su desarrollo. Dentro de la diversión y el juego pueden contemplarse los paseos, deportes al aire libre o cualquier actividad similar que sea altamente estimulante para el niño.
Elegir los juguetes adecuados para los niños no significa renunciar a la diversión. Al contrario, los juguetes que fomentan el desarrollo emocional y psicomotriz también pueden ser increíblemente divertidos. Jugar al aire libre, con juguetes tradicionales como bicicletas, pelotas o patines, ayuda a los niños a desarrollar habilidades motoras gruesas mientras se divierten. Los juegos de mesa y los rompecabezas, por su parte, estimulan la memoria, la concentración y las habilidades sociales al hacer que los niños trabajen en equipo o resuelvan problemas de manera conjunta.