Las empresas aplican el refrán y se ‘arriman al árbol’ que mejor sombra les da, o lo que es lo mismo, hacen suyos principios y valores que simplemente se han puesto de moda. Todas las acciones corporativas ahora son ‘sostenibles’ y todos se han sumado a una carrera por ser más verdes que nadie.
El ‘greenwashing’ es una práctica de moda en marketing, muchos lo denominan marketing verde, que busca crear una imagen de preocupación y responsabilidad medioambiental por parte de una compañía, sin embargo es completamente hueca y ficticia, y con el objetivo último de no quedarse atrás en la moda verde, sin compromiso real con el medio ambiente ni con su impacto en el planeta.
Sin embargo, si investigas un poco en esas acciones de ‘greenwashing’ evidentemente hay mucho humo y poco interés y logro real. La industria textil, entre las que lideran el ranquin de más contaminantes y con mayor huella de carbono por su tendencia a la ‘moda rápida’ y de baja calidad, se afana en colocar córners de ropa de algodón eco en las zonas estratégicas de sus tiendas estrella.
Toneladas de moda basura rápida y altamente contaminante, incluso con dudas sobre quienes trabajan y elaboran esas prendas en ‘lejanos países’, pero ahora son marcas muy ecológicas y sostenibles por un espacio en madera reciclada que han colocado en una de las tiendas de su ingente cadena de establecimientos por todo el planeta.
Pero no es el único sector que ‘lava’ su imagen con este tipo de acciones. Es una técnica de imagen corporativa clásica, sin embargo, nunca había sido tan evidente su color verde en cualquier sector.
Es obvio que todos los sectores productivos tienen algo que hacer en la lucha contra el cambio y que todas las empresas, grandes y pequeñas, pueden sumar su ‘granito de arena’ para reducir su huella de carbono y buscar alternativas y soluciones mucho más respetuosas con el medio ambiente, como la economía circular o el reciclaje.
Sin embargo, la fiebre verde ha despertado todo tipo de acciones que están lejos del modelo productivo de muchas empresas. Porque ‘vender’ que un banco es sostenible, o una empresa eléctrica, o una marca de coches, pues…. ¡Es bastante complicado!
Hay marcas que lanza un producto o una tienda por ejemplo basada en criterios de eficiencia energética y publican las cuentas de las emisiones contaminantes que evitan a nuestra atmósfera gracias a ese establecimiento, pero…. ¿y las otras miles de tiendas con emisiones tradicionales?
Es incongruente que se tomen medidas solo en la punta del iceberg. Todo suma, y bienvenidas sean todas las acciones y medidas de reducción de emisiones de carbono, pero es bastante engañoso el mensaje corporativo que lanzan.
Sin embargo, otras empresas, verdaderamente comprometidas con su responsabilidad social corporativa y su preocupación por el medio ambiente y el futuro del planeta, que toman medidas de eficiencia energética, optimización de consumos, sistemas de reciclaje o implantan ejemplos de economía circular en sus circuitos habituales, que realmente suman y suponen un importante avance medioambiental. Incluso secundariamente, provocan en todos sus clientes y empleados una visibilidad y concienciación muy recomendable, porque si reciclas en el trabajo, reciclarás en casa, o si facilitas puntos de recarga de coche eléctrico o aparcamiento de bicis y duchas en el trabajo, muchos empleados se desplazarán en bici o vehículo eléctrico.
Hay medidas reales eficaces y comprometidas, y hay miles de ‘vende humos’ que se suben al carro verde sin compromiso verdadero, sólo para que su firma no se quede atrás en una moda que para ellos es pasajera.