Una de cada tres viviendas en España no tiene aire acondicionado, sin embargo, el nuevo escenario de temperaturas máximas históricas en otoño, alarga el uso de los sistemas de refrigeración y eleva considerablemente la factura energética.
Tras un verano ‘abrasador’ como lo han catalogado muchos expertos, ha llegado un otoño con temperaturas de récord. El popular ‘veranillo de San Miguel’ se ha convertido en varias semanas de temperaturas completamente veraniegas muy por encima de los 30 grados centígrados, incluso con avisos por altas temperaturas.
Un instrumento de alarma que la AEMET habitualmente utiliza con las olas de calor de los meses más intensos como junio y julio. Sin embargo, lo extraordinario ha sido que se decreten estos avisos en los meses de septiembre e incluso octubre.
La Agencia Estatal de Meteorología alertaba en sus redes sociales “Las altas temperaturas en nuestro país se traducen ya en tres récords de días cálidos (29 y 30 de septiembre y 1 de octubre). Pero lo más extraordinario es que todavía quedan bastantes días de calor inusual para la época: podríamos tener hasta diez récords de días cálidos más.”
Aire acondicionado ¿un artículo de lujo?
Las previsiones de los meteorólogos avisan de un cambio en las temperaturas medias tanto en abril como en septiembre y octubre hemos vivido récords históricos, y avisan que la tendencia es a incrementar estos ‘desajustes’ y estas temperaturas no habituales se convertirán poco a poco en normales.
Para el año 2050 se espera aproximadamente un grado y medio más de media todo el año, pero, además, se prevé que se sucedan episodios de calor extremo, u olas de calor, con mayor frecuencia y más intensas.
Estas previsiones obligan a muchos hogares a buscar sistemas de refrigeración que hasta ahora no tenían, probablemente porque se usaban menos días al año y su necesidad era menor en esos días de calor. En octubre hemos registrado este año 38 y 39 grados en los valles del Ebro y del Guadalquivir, algunas de las zonas más castigadas por las altas temperaturas.
Los hogares españoles, frente al resto de Europa están mucho más preparados para el calor propio de nuestra Península Ibérica, sin embargo, no tanto como el cambio climático y el incremento de las temperaturas está provocando en los últimos años.
Refrigeración sostenible, viviendas de carbono positivo
Los hábitos de nuestra sociedad se están viendo obligados a adaptarse, entre otros cambios, al incremento de las temperaturas generalizado. Mientras las empresas instaladoras de sistemas de aires acondicionados se frotan las manos y dan citas dentro de semanas o meses vista ante la demanda creciente de este tipo de sistemas.
Los hábitos de nuestra sociedad se están viendo obligados a adaptarse, entre otros cambios, al incremento de las temperaturas generalizado. Mientras las empresas instaladoras de sistemas de aires acondicionados se frotan las manos y dan citas dentro de semanas o meses vista ante la demanda creciente de este tipo de sistemas.
Otras empresas buscan soluciones más eficientes y sostenibles para refrigerar sus viviendas, como:
- Geotermia
- Aerotermia
- Suelo Radiante/Refrigerante
Hasta hace unos años, el 60% de la energía que consumía una vivienda en España iba destinado a su climatización, es decir, a calentarla en invierno y enfriarla en verano, y de ese 60%, sólo el 40% era para la calefacción. Datos que reflejan un desequilibrio muy evidente, y por qué las viviendas son únicamente consumidoras de energía durante todas las épocas del año.
Las épocas de temperaturas más suaves prácticamente están desapareciendo, como muestra este otoño de temperaturas veraniegas, y la pasada y calurosa primavera. Por lo que ese porcentaje de energía destinada a la refrigeración del hogar se va incrementando año tras año, acercándose cada vez más a la energía consumida por la calefacción.
Dos consumos completamente desmesurados en viviendas estancas y obsoletas, que son la gran mayoría del parque inmobiliario de nuestro país. La necesidad de cambiar nuestros hábitos ante el nuevo escenario de temperaturas, pasa sin lugar a dudas por cambiar y transformar también esas viviendas.
La transformación y transición energética debe abandonar los sistemas de combustión fósil como las calefacciones, reducir los desmesurados gastos energéticos como la electricidad de los aires acondicionados y sustituirlos de manera masiva cuanto antes.