¿Te ha cambiado el coronavirus? Puede que algunos hábitos cotidianos sí… y puede que algunos se vayan a quedar con nosotros cuando logremos superar esta crisis sanitaria. El teletrabajo es uno de los beneficios (para la mayoría) que nos ha traído la pandemia. Generalizar la posibilidad de trabajar desde casa y dan un tremendo empujón a la digitalización de nuestras empresas ha sido gracias al coronavirus y los confinamientos una solución que hemos aprendido andando y errando, pero que se ha implantado con mucha fuerza pese a las reticencias de muchos al principio.
No quedaba otra así que, nos guste o no, tenemos que hacer reunión online y a distancia. Y cuando pasan los días nos preocupamos menos de nuestro aspecto físico y más de nuestra comodidad. Así que el traje y la corbata o los tacones se apartaron y ahora están al fondo del armario de muchos.
También hay otros aspectos domésticos que ahora han tomado mayor relevancia en nuestras vidas, por ejemplo la cocina. Ya vimos en aquellas semanas de confinamiento que nos dio por la gastronomía casera y se agotaron en los supermercados las harinas, fermentos y levaduras para hacer pan y pastelería en casa.
Según la opinión de expertos y estudios, hoy cocinamos más en casa y cuidamos más lo que comemos. Nuestra dieta depende más del frigorífico familiar porque ya no comemos fuera de casa y cenamos ‘algo rápido’. Desayunamos, comemos, merendamos y cenamos en casa la mayoría de los días y también el fin de semana. Así que nuestra alimentación pasa a ser responsabilidad 100% de nuestras recetas.
Quizá no le dedicamos el mismo tiempo que durante las semanas de confinamiento más estricto, cuando hacíamos recetas elaboradas, pero los platos de cuchara, guisos caseros o caldos ya se han incorporado como habituales en nuestras cocinas.
Hay un estudio sobre nuestros rituales y rutinas que confirma esos cambios como que un 30 % ha de los españoles reconoce que ahora se arregla menos que antes de la llegada del covid 19 a nuestras vidas, y más de 34% de las mujeres asegura que ha cambiado sus hábitos de maquillaje por el uso de la mascarilla. Evidentemente, sí ha cambiado nuestro día a día, pero no es ningún problema, de hecho lo hemos asumido con normalidad.
Con este nuevo contexto encontramos psicólogos y psiquiatras cuyas opiniones son tremendamente alarmistas y aseguran que los datos de depresión son sobrecogedores, pero también hay opiniones mucho más positivas y optimistas que confían en el poder de adaptación del ser humano como algo innato en nuestros instintos de supervivencia.
No dudes en evitar el exceso de videollamadas si puedes resolver el asunto con el mismo éxito en una llamada solo de audio. Hablan de saturación y sobrecarga por las videollamadas.
No descuides tu aspecto físico y evita teletrabajar en pijama o chándal. Vístete cómodo pero no uses la ropa de dormir. Incluso ayuda en la concentración para trabajar.
Visita tu peluquería y/o salones de belleza donde asistías antes de la pandemia. Tratamientos de belleza, cuidado del cabello o piel, o tu corte de pelo habitual o tintes te harán sentir diferente aunque no lo creas.
Ponte tacones o traje y corbata cuando tengas ocasión, no pierdas ese nexo con tu vida hasta hace un año. Incluso si odias los tacones retómalos un día a la semana, servirán como antídoto a tantos cambios y te reencontrarás con sensaciones que cortaste en seco.
Píntate los labios y aféitate con frecuencia, igual que hacías con normalidad antes. Es recomendable retomar con la misma frecuencia que tenías costumbre, ciertos rituales que puedes encontrar prescindibles pero aportan a tu salud mental equilibrio y estabilidad.
¿Echas de menos el afterwork de los viernes al mediodía? Intenta retomarlo aunque sea una vez al mes con algunos compañeros más cercanos o con mayor ‘feeling’. ¡Os encantará!