Hay quien habla de la sostenibilidad individual y de vivir en conciencia con nuestra preocupación por el medio ambiente, como un estado de ansiedad ante la frustración de una sociedad que no para a remediarlo.
El 70% de los españoles cambiaría de producto o de marca si no es respetuosa con el medio ambiente y sostenible para nuestro planeta. Es decir, como consumidores nos estamos volviendo más exigentes, incluso también como empleados que estaríamos dispuestos a abandonar una empresa en la que no nos sintamos ‘a gusto’ con sus medidas medioambientales y de lucha contra el cambio climático.
Según el estudio denominado ‘No Planet B’, que ya evidencia sus objetivos, realizado por Oracle y Pamela Rucker, a más de 11.000 consumidores en 15 países, 7 de cada 10 empleados y usuarios abandonarían aquellas empresas y fabricantes que no estén realmente comprometidas medioambientalmente.
Los datos son muy contundentes, porque un 94% de los encuestados afirma que nuestra sociedad no está a la altura en cuanto a sostenibilidad, y el 80% confiesa que en los últimos dos años personalmente ha cambiado algunos hábitos de su vida por este convencimiento.
El cambio climático y el calentamiento de nuestro planeta es una realidad, nuestra meteorología nos lo muestra casi cada mes con registros propios de otras latitudes o épocas del año. Y las empresas cada vez se muestran, en general, más preocupadas y ocupadas de cambiar esta dinámica. Además, saben que la sostenibilidad está de moda y vende.
Los conocidos como criterios ESG, (en inglés Environmental, Social con Governance), son acciones en materia ambiental, social o de gobierno corporativo que las empresas ponen en marcha para cambiar el ritmo de nuestra sociedad y clima y que desde hace años marcan por ejemplo, las inversiones socialmente responsables (ISR).
Se conoce como ‘greenwashing’ o lavado de imagen verde que se ha puesto de moda entre empresas e instituciones, incluso las públicas y consiste, en muchas ocasiones, en realizar iniciativas sostenibles por que sí, porque es tendencia. Pero en el marketing, porque en el fondo, la iniciativa tiene poco de sostenible y mucho de publicidad.
La repercusión individual de las acciones de nuestra empresa o de aquellas en las que confiamos como nuestro banco, bebida o ropa favorita, marcan nuestra conciencia como ciudadanos. Muestra de ello es otro estudio, en este caso de Appinio, sobre el impacto psicológico de la sostenibilidad.
Para más del 70% el futuro del Medio Ambiente le provoca miedo o ansiedad. El 60% considera que aún estamos a tiempo de revocar el desastre climático actual. Un 80% está convencido de la existencia de pruebas científicas del impacto dañino del ser humano en el planeta. Y únicamente un 5% sigue negando la evidencia del cambio climático.