La sede de las Naciones Unidas ha sido el contexto donde su secretario general, el portugués António Guterres ha declarado “la humanidad ha abierto las puertas del infierno” refiriéndose a las terribles consecuencias del cambio climático para el planeta y para las personas.
“El fuego tiene efectos terribles. Los agricultores ven con horror cómo las inundaciones se llevan sus cultivos. Las temperaturas sofocantes dan luz a enfermedades. Y miles huyen con miedo a medida que se extienden los incendios históricos.”
“Nos dirigimos alegremente a un aumento de la temperatura de 2,8 grados, hacia un mundo peligroso e inestable. Pero el futuro no está escrito en piedra. Lo escribieron ustedes, nuestros dirigentes. Aún podemos limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados. Aún podemos construir un mundo de aire limpio, empleos verdes, energía limpia y asequible para todos”
Así de apocalípticas fueron las palabras de Guterres en su discurso de apertura de la Cumbre de Ambición Climática dentro de la celebración de la Asamblea General de Naciones Unidas celebrada recientemente en Nueva York. Sus palabras han vuelto a ser un ‘pellizco’ internacional para empresas multinacionales y mandatarios, a quienes ha recordado algunas premisas básicas para paliar el daño que ya hemos provocado y frenar el futuro.
- Sanciones al carbono
- Desbloqueo de la transición energética
- Financiación razonable a países en desarrollo
- Inversiones para mitigar los efectos
- Impulsar los objetivos climáticos
- Nuevos compromisos concretos
- Solidaridad internacional
El responsable de la ONU cree que hay que cortar para siempre con las subvenciones a los carburantes fósiles y penalizar gravemente las emisiones contaminantes. Para ello se convierte en imprescindible tomar medidas mucho más contundentes y menos compromisos huecos como garantía de salvaguardar nuestro planeta de peligros que no son futuros, si no que ya estamos sufriendo.