Con el verano nos trasladamos a las zonas exteriores y la piscina es el oasis más deseado. Caminos de piedra o madera para andar descalzos hasta el agua. Plantas frondosas y césped, para aportar humedad y sombra natural. Cuando cae el sol las velas y la iluminación cuidada, consiguen pura magia.
El verano es la estación en la que trasladamos nuestra zona de estar, a la zona exterior de la vivienda. Disponemos de más horas de luz natural y, en vacaciones, además tenemos más tiempo libre.
La piscina es el oasis para huir del intenso calor, y si tenemos la suerte de tener piscina, pasaremos mucho tiempo en torno a ella. Decorar alrededor de la piscina es una tendencia cada vez más mimada. Solemos poner una especial atención en esta zona ya que la disfrutamos mucho, en familia o en soledad. Es una estancia efímera, tan solo para los meses centrales del verano y el final de la primavera, pese a su temporalidad solemos prestarle especial atención a su decoración y comodidad. No solo por su utilidad para refrescarnos, también para hacerla una zona bonita, agradable y atractiva durante los meses más calurosos.
Los materiales más utilizados en torno a la piscina buscan la practicidad y la resistencia a las altas temperaturas. Hay que evitar materiales que resbalen o quemen si andamos descalzos por ellos en las horas centrales del día con mayor temperatura ambiente.
Buscaremos elementos prácticos y decorativos, pero a su vez que drenen el agua, por ejemplo para pequeños caminos o veredas que unen la vivienda habitual y central, o el porche exterior hasta la piscina. Su estética y que armonice con el espacio y el ambiente exterior también dirá mucho de nuestro jardín y dará protagonismo a nuestra piscina o la empequeñecerá.
Césped natural o artificial, baldosas cerámicas o de gres, barro natural cocido, baldosas porcelánicas, materiales sintéticos como el composite que imitan piedra o madera, hormigón, piedra natural o artificial, suelos o tarimas en maderas especiales para exteriores,… Hay tantos materiales idóneos para usar en torno a nuestra piscina, como personalidades y gustos.
Todos estos elementos sirven para todo el espacio y para diseñar miles de combinaciones en caminos, delimitar zonas de plantas, área de la piscina, etc. Mezclando piedra con madera, con baldosas o zócalos, etc.
La piedra blanca de canto rodado nos sirve para delimitar y enmarcar zonas o realzar un seto o fuente central, por ejemplo. La madera es una excelente compañera de la piscina, aunque no se lleva muy bien con el agua. Existen imitaciones a la madera natural para evitar el mantenimiento y el desgaste que sufre por el sol y el agua.
Las plantas verdes son un aliado del verano. Para ambientar y aportar mayor frescura y naturalidad las plantas son un éxito seguro, pero depende de sus raíces y tipo de planta puede perjudicar a la piscina. Las palmeras en todas sus variedades son idóneas para estar cerca de la piscina. Podemos realzarlas con piedras de gran tamaño alrededor rodeándolas o decorarlas con luces.
Las plantas enredaderas crean un microclima y ayudan a bajar la temperatura, cuantas más plantas mejor y mayor bienestar.
La sombra tiene una gran importancia, aunque nos guste disfrutar del sol y busquemos sus beneficios, la frescura cerca del espacio soleado es muy recomendable. Árboles, palmeras, sombrillas y parasoles. En sombrillas hay muchas soluciones para adaptarlas a nuestro espacio, por ejemplo con brazos laterales para evitar que nos inhabiliten una zona amplia.
Los toldos vela decorativos dan un aspecto ‘chill out’ y aportan mucha sombra sin necesidad de cerrar espacios. La combinación de dos toldos en diversas alturas es una solución muy acertada por su efecto rompedor y por su utilidad.
Dependiendo del espacio disponible y de los gustos familiares, las camas balinesas con textiles blancos y vaporosos son un toque de luz y tranquilidad en el entorno de la piscina. También los cenadores o pérgolas pueden tener una gran utilidad y resultar zonas muy cómodas.
Las pérgolas pueden ser estructuras fijas o al contrario, bioclimáticas por ejemplo, con aluminio que se extienden y pliegan en función de las necesidades. Pérgolas en materiales naturales como madera o cañizo, e incluso con plantas como enredaderas y trepadoras que aportan una gran frescura.
En la zona soleada los muebles se adaptan a tu estilo, sea el que sea. Líneas sobrias, rectas y minimalistas, líneas curvas en materiales muy trabajados más provenzales. Hoy hay una amplia variedad de estilos y materiales, no como hace años que en exteriores solo encontrábamos líneas curvas y mimbres caros.
Combinar en estas zonas amuebladas con columpios son parasol y tumbonas en la zona de solárium con alguna mesa auxiliar para descansar y tomar el sol.
Todas las piezas de esta zona deben ser muy resistentes al sol, viento, agua,… Hay quien se decanta por materiales muy resistentes como el poliutileno, que es menos elegante y menos estético, o quienes prefieren sufrir un mayor mantenimiento y cuidados pero lucir muebles en mimbres o maderas naturales. Siempre combinados en tonalidades claras para evitar absorber el sol si son oscuros.
Los textiles más buscados son en tonos beiges, blancos y grises, ya que en verano y en exteriores son una apuesta segura. Hay algunos tratamientos especiales para textiles de exteriores que sufran el paso del tiempo a la intemperie.
Con la iluminación podemos obtener toques mágicos en el entorno de la piscina. Desde el atardecer el espacio exterior se transforma completamente. Hay muchas soluciones para evitar una fuente o punto de luz eléctrica, por ejemplo con carga de luz solar, que además de ser una solución ecológica y eficiente, en cualquier caso las luces led son la opción más barata a medio plazo.
Velas, jarrones que se iluminan o butacas. Luces decorativas con un toque suave y acogedor. En el césped se distribuyen luces que se clavan en el suelo como pequeñas antorchas o se camuflan bajo piedras y delimitan el espacio, por ejemplo, el perímetro de nuestra piscina.