La risa es contagiosa y capaz de subir el ánimo solo con verla y ejercerla. Ser una persona risueña mejora, además de nuestro estado emocional, nuestra salud. Cuando nos reímos no sólo nos sentimos más felices, sino que logramos reducir hormonas como la del estrés y la ansiedad, el temido cortisol.
“Dientes, dientes”... Más allá de la imagen, el marketing o la frivolidad de la pura estética, los beneficios de la risa y la sonrisa son muchos más de los obvios, por ejemplo, cinco minutos de carcajadas supone el esfuerzo físico de 45 minutos de deporte o entrenamiento intenso. Todo porque la sonrisa activa cerca de 400 músculos de nuestro cuerpo.
- El cerebro libera endorfinas, serotonina y analgésicos naturales
- El organismo siente bienestar físico
Se reduce el dolor, el estrés y la ansiedad - Se libera la tensión muscular facial reduciendo bruxismo o cefaleas
- Disminuye la presión arterial reduciendo riesgo cardiovascular
- Refuerza el sistema inmune
- Prolonga la edad media entre 4 y 7 años más
- Relaja y aminora la sensación de miedo y fobias
- Antídoto natural y eficaz contra la depresión
- Incrementa la autoestima
- Refuerza la estabilidad y salud mental
Aquellas personas que sonríen sin vergüenza y sin complejos, son sin duda unas personas con mayor confianza, que mejoran sus capacidades y sus atractivos incluso. Capaces de ampliar sus dotes sociales y por tanto sus oportunidades en muchos aspectos de la vida, desde ampliar su red de amigos a atraer puertas laborales o de encontrar pareja.
De media, una persona adulta al día se ríe unas 15 veces, puede parecer mucho, sin embargo, un bebé lo hace unas 400 veces diarias, y evidentemente, su nivel de felicidad es muy superior. Una medicina gratuita, que se disfruta y que incluso prolonga nuestra vida.
Sonreír, aunque parezca un gesto inocuo y superfluo, nos llega a aportar beneficios sociales, físicos, de salud, de bienestar… Es un lenguaje internacional en el que los idiomas no tienen barreras, al contrario, las supera.