La crisis climática arrasa con todo y se deja notar cada día más. De las olas de calor y de frío con temperaturas extremas para nuestras latitudes, lluvias intensas en pocas horas a la deforestación de nuestros bosques.
Solo en Europa van a ser necesarios unos 3.000 millones de árboles para recuperar del cambio climático a los bosques. Así de tremendo están resultando ya algunos efectos de ese calentamiento global y radicalización de los fenómenos meteorológicos.
Dentro de un paquete de medidas más amplio, la Comisión Europea ha decidido frenar el avance del deterioro de nuestros bosques, plantando nuevos para recuperar así la masa forestal y la superficie antes ocupada por esos árboles.
El peligro de nuestros bosques es evidente y es ya una realidad, no un futurible. Los árboles son aliados de la biodiversidad y son un sumidero natural de carbono, así colaboran para paliar los efectos nocivos del cambio climático. Por ejemplo, los bosques nos protegen de las inundaciones o las sequías, filtran las aguas subterráneas y de ríos, enriquecen los suelos de nutrientes y reducen la temperatura de las grandes ciudades.
Nuestros bosques son grandes pulmones para nuestro planeta, cuidarlos es garantizar que la Tierra siga respirando o deje poco a poco de hacerlo.