La contaminación atmosférica o mala calidad del aire causa cada año miles de muertes que se han demostrado como causa directa. Además, agrava enfermedades cardiovasculares, o provoca dolencias en las vías respiratorias como asma o bronquitis. Las molestias y síntomas habituales de los alérgicos, se intensifican notablemente cuando la contaminación se eleva, y en personas que no sufren alergias, el aire de mala calidad provoca ojos llorosos, irritación de las vías altas, tos seca o incluso pitos y ruidos al respirar si realizamos un ejercicio físico intenso.
Contaminantes como el ozono o el monóxido de carbono viajan en suspensión en el aire que respiramos, por eso cuando las autoridades detectan niveles elevados de estos tóxicos, recomiendan no realizar ejercicio ni paseos al aire libre, y que niños, ancianos y personas con dolencias o patologías graves no se expongan a zonas de exteriores. Pero evidentemente no es suficiente con protegernos esos días más agudos.
La prolongada exposición a un aire contaminado, a la larga nos tiene que pasar factura inevitablemente. Los científicos e investigadores se afanan en realizar pruebas que demuestren esta fatalidad y que la mala calidad del aire está detrás de más muertes aún de las que ya se han demostrado. Precisamente para visibilizar más el problema y para obligar y presionar a las autoridades sanitarias y administraciones competentes en tomar medidas mucho más duras y efectivas.
Medidas para protegernos y medidas para reducir las emisiones contaminantes de todas las fuentes principales que están deteriorando nuestra salud poco a poco.
La mala calidad del aire de las ciudades es un problema que se incrementa y las autoridades deben ponerse manos a la obra para atajar definitivamente. Según un estudio para aficionados al running y los maratones en grandes urbes, la mayoría de las ciudades que organizan estas pruebas deportivas tiene una calidad de aire muy mejorable. Es un claro tirón de orejas para las administraciones que no terminan de ‘remangarse’ con esta problemática que, por el contrario, no deja de aumentar.
De las 60 ciudades que se han estudiados con maratones importantes en Europa, España sale bastante beneficiada en la comparativa. De hecho Madrid y Barcelona se han situado entre las 10 ciudades con un aire más confortable para correr por sus calles. Y Sevilla se ha colado entre las 5 primeras, aunque la calidad del aire no era el único parámetro en este ránking. En cualquier caso respirar mientras hacemos deporte un aire contaminado y de poca calidad, está detrás de muchas dolencias en el medio y largo plazo según los expertos sanitarios. Por lo que este tipo de estudios en las ciudades, parece más que recomendable por su utilidad a los corredores.
