Rosas, encajes, estampados florales, un toque glam y ambientes recargados. Es el estilo ‘coquette’, que cuida los detalles cargados de originalidad y dulzura.
Del francés ‘coqueto’, el estilo decorativo más romántico es el conocido como ‘coquette’ y ya ha triunfado en la moda, los complementos, la decoración nupcial, y ahora también en los hogares. El rosa pastel más dulce sale de las habitaciones infantiles de niñas para conquistar nuevos espacios como salones, baños, dormitorios principales, entradas y distribuidores.
Una combinación decorativa que o te encanta, o te repele, ¡saturación de azúcar! Delicado, minucioso con los detalles, muy cuidado, sofisticado, elegante y tendencia decorativa en interiorismo. No es apta para todos los públicos, ni lo pretende. Se trata de una escuela muy particular y, por ello, más atractiva y viral en los últimos tiempos.
Precisamente por sus altos niveles de detalles, es preferible reservarlo para determinadas estancias de la vivienda, y no extenderlo a toda la vivienda como en el caso de otros estilos. Por ejemplo, una casa minimalista suele mantener esa idiosincrasia en todas las habitaciones, incluidos cuartos húmedos, cocina o un despacho. Sin embargo, en el caso de tendencias tan intensas como la coquette, es mejor dedicarle un baño y un dormitorio únicamente.
Las flores en tonos pastel, y especialmente rosas rosadas en ese mismo tono, son las reinas indiscutibles de esta decoración. No se entiende el estilo coquette sin las rosas y viceversa. Rosas peonías, rosa mini o pitiminí, Lady Banks o Banksiana, inglesas… y, por supuesto, combinadas con otras flores o ramas como tulipanes o paniculata blanca.
Los estampados florales están especialmente presentes en el estilo coquette y los textiles también tienen un gran protagonismo. Lo más peculiar de esta tendencia es la cantidad de adornos que decoran los textiles, como encajes o lazos. Un lazo voluminoso cabe en cualquier elemento decorativo textil como manteles, sofás, edredones o colchas, cortinas, toallas, cojines, velas, espejos, maceteros…
Las tonalidades más utilizadas son irrefutablemente los más dulces de la gama cromática, los pasteles, y en la mayoría de ocasiones combinados con blanco. Verde menta, amarillo vainilla, rosa palo, azul cielo, beige, rojo claro, lila... Para distinguirse de un estilo casi infantil y aportar el toque glam que no puede faltar, en el coquette estos colores se salpican con dorados metálicos, maderas lacadas o al natural y cristales.