Calor y medicamentos a priori no tienen una clara relación causa-efecto, pero sí hay ciertas recomendaciones tanto por los efectos alterados de la medicación que tomemos, como por la propia conservación de esa mediación. Y hay muchas más advertencias.
Aumento de la temperatura corporal. Existen más de 500 medicamentos que aumentan tu temperatura corporal. Un efecto que normalmente pasa inadvertido, pero puede sumar riesgos ante un golpe de calor, por eso es importante saberlo, especialmente en sectores de población sensible como niños o mayores, y para aquellas personas que desempeñen labores y tareas al aire libre o con exposición al sol.
Además, hay personas mucho más vulnerables a las altas temperaturas como los lactantes o las personas con cardiopatías, que son mucho más propensos a sufrir este efecto secundario.
Entre otros, antiinflamatorios como el Ibuprofeno, antidepresivos, antimigrañas y opiáceos, y algunos antihistamínicos.
Fotosensibilidad. Otros muchos medicamentos pueden provocar alteraciones o manchas en la piel, como la cortisona y otros tratamientos tópicos, anticonceptivos orales o antibióticos. Hay que tener especial cuidado con tomar el sol o exposiciones prolongadas porque pueden traducirse incluso en quemaduras en la piel por el aumento de la sensibilidad al sol que provocan al ingerirlos o aplicarlos.
Alterar su eficacia. La conservación de los medicamentos es muy importante, y en algunos casos si superan determinadas temperaturas pueden ver alterada su composición y por lo tanto también su eficacia. Si cambian sus condiciones puede cambiar su calidad y o bien dejar de provocar el efecto buscado o alterarlo. Es fundamental para evitar riesgos en nuestra salud, respetar y salvaguardar una excelente conservación de todos los medicamentos, especialmente en exteriores o en viajes.