OPINIÓN DE EXPERTOS
Disponer de espacios diferenciados en nuestra vivienda ayuda a la sensación de autonomía, de independencia y de competencia dentro de nuestro hogar.
La psicóloga de la salud Sonia Moreno nos da las claves de lo que hemos sufrido al estar confinados y cómo solventar las carencias básicas.
El confinamiento ha cambiado nuestra perspectiva vital en mayor o menor medida pero en todos los ámbitos de la vida. No vamos igual a los bares, ni al parque, ni vemos nuestra vivienda con los mismos ojos, ni siquiera nuestros trabajos. El punto de vista ahora lleva mascarilla y está condicionado por una situación nunca antes vivida ni como sociedad ni individualmente.
Nuestra casa ha tomado otra importancia, durante meses fue nuestro búnker, nuestra burbuja de protección, o nuestra jaula. Hemos descubierto la fortuna de tener un balcón, un jardín o una terraza, y hemos descubierto nuevas necesidades que antes no valorábamos y hoy nos parecen imprescindibles absolutamente.
Parece obvio que psicológicamente esta experiencia vital nos ha marcado en muchos aspectos.
Consultamos con una psicóloga por qué hoy ha cambiado nuestro punto de vista y nuestra escala de valores tras una experiencia vital como un confinamiento de meses encerrados.
La situación actual que estamos viviendo hace que suframos en primera persona, en nuestros trabajos y nuestras familias limitaciones de aforo, del número de personas que podemos reunirnos, hemos visto reducida nuestra movilidad las salidas al exterior de nuestra propia vivienda incluso. Es una invasión a nuestra libertad y nuestro espacio acompañada de ‘una situación de incertidumbre difícil de gestionar que ha ocasionado en la población trastornos psicológicos como ansiedad, fobias, insomnio, depresión, etc.’ Sonia Moreno es especialista en psicología de la salud.
El tipo de vivienda no es determinante en la aparición de trastornos, pero puede influir en nuestra respuesta emocional. Lo importante es la gestión que hacemos de esas emociones derivadas de la actual situación.
El tener espacios diferenciados en nuestra vivienda nos puede ayudar a la sensación de independencia y de competencia ya que tendremos un lugar propio para teletrabajar, otro para descansar o desconectar, zona de juegos...
Los niños también se han visto afectados en sus necesidades de socializar, de aprendizaje y de crecimiento personal, por lo que la vivienda también se ha tenido que adaptar para facilitar el desarrollo de estas áreas.
También el disponer de un espacio al aire libre o con buena luminosidad nos ayuda a mejorar nuestro estado de ánimo, ya que con la luz del sol se estimula la producción de serotonina; la conocida como hormona de la felicidad.
La luz del sol y el aire libre activan la hormona de la felicidad y mejoran nuestro estado de ánimo.
Sonia Moreno
En este contexto muchos ahora priorizan adquirir una casa más amplia, personalizada y con zonas exteriores. Evidentemente un proceso con una carga psicológica importante para escoger y elegir cada detalle de tu nuevo hogar, pero la situación nos lleva casi impulsivamente a buscar opciones a nuestra medida, a nuestro gusto, porque nadie mejor que nosotros conoce las necesidades de nuestra familia y queremos, aunque sea extenuante, decidir cada de detalle de nuestro futuro hogar y buscar una casa que incluso a largo plazo nos haga sentir libres dentro de ella.