Un cuadro mal iluminado, aunque sea un Goya o un Velázquez, pasará desapercibido y ni alegrará esa pared, ni se podrán admirar los detalles de esa obra. Una mesa de cocina o salón mal o poco iluminada no solo será incómoda para comer y ver qué comes, además, te puede deslumbrar la lámpara en los ojos e incluso crearte sombras tu cabeza sobre tu plato.
El componente práctico y útil de la luz es evidente, necesitamos aprovechar al máximo la luz natural, potenciarla y lucirla, y debemos optimizar la luz artificial como elemento decorativo en sí y como fórmula para ayudar y favorecer al resto de la decoración de la casa.
La iluminación ha sufrido una auténtica revolución en los materiales. Del latón y el cristal para las lámparas de techo, a un ‘todo vale’ en pantallas y lámparas de sobremesa. Plumas, telas, forja, materiales naturales como la cuerda, el esparto, la rafia o la madera. Es más, en opciones como la lámparas de sobremesa, se cuelan con mucha fuerza las tendencias étnicas con hueso, coco, marfil, maderas.
Busca opciones personalizadas para tu casa. Si tienes cuadros, destácalos. Lejos de los apliques que parecen una pinacoteca de museo, encuentra luces que prácticamente se integran en los marcos o muy sutiles sobre tu óleo para que destaques las pinceladas, los colores o la firma del autor.
Lo idóneo son varios puntos de sobremesa con bastante potencia de luz. El resto de iluminación que sea necesaria, dependiendo de la distribución y amplitud, se recomiendan integrar y que sean de luz indirecta siempre que se pueda, evitando los techos y las sombras.
¿Luz directa o indirecta, cálida o fría, de pie, sobremesa, integrada o en el techo…?
En un salón, un distribuidor o una entrada la luz debe ser acogedora, agradable y que cree un ambiente cálido, por eso escogeremos temperaturas de luz más anaranjadas. Los puntos para colocar esa luz deben evitar el techo que resulta más agresivo y directo, pero hay halógenos cálidos que se integran en los techos logrando una sensación también acogedora.
En el salón, si hay lámpara sobre la mesa central son más livianas, en estilos industriales o incluso al estilo de la campiña francesa, varias lámparas vintage iguales pero en varios tamaños o en diferentes alturas.
En una cocina o en un baño queremos luz fría y directa, queremos ver bien y debe ser un espacio muy iluminado. Integra la luz bajo los muebles altos, dentro de los cajones o vitrinas, no te quedes únicamente en el techo. Y ten en cuenta que hoy también hay luces graduales que pueden hacer tu cocina más cálida para tomar un café bajando la intensidad o cambiando incluso la temperatura o color de más azul a más anaranjada.
En un despacho, zona de trabajo o de estudio también es necesaria una luz intensa que nos facilite la lectura por ejemplo en un día nublado o en las tardes cortas del invierno. Hace años un tradicional flexo focalizaba la luz en el punto de lectura, o peor, en la pantalla del ordenador. Está comprobado que cansa demasiado la vista el contraste de mucha luz y sombra en el entorno. Busca opciones de distribución de luz, porque un foco de luz potente incluso refleja en las páginas de un libro.