Si conocías el ‘phishing’, es decir, estafas simulando ser comunicaciones oficiales de entidades bancarias o empresas, ahora surge el ‘smishing’, casi el mismo delito informático pero con SMS como canal. No nos ahoguemos en términos anglosajones e informáticos, eres un privilegiado si no has recibido falsos premios de Mercadona, paquetes de Amazon que no te van a llegar si no pinchas en este enlace, o cheques de Carrefour al darle clic aquí.
El teléfono móvil inteligente, nuestros smartphones, son nuestra herramienta de ocio, trabajo, para hacer compras o para almacenar muchos datos personales e incluso bancarios. Y ahí está puesto el foco de los ‘cacos’; en nuestro móvil. Y cuando parecía que los SMS estaban destinados a ir desapareciendo desplazados por Whatsapp o Telegram, parece que vuelven a renacer, y también para los ideadores de delitos.
Vía SMS se solicitan datos, se pide llamar a un número de teléfono o entrar en una web, ahí es donde hay que desconfiar. Si una empresa necesita algo nuestro ya se pondrán en contacto con nosotros, no suelen pedirse los datos por estas vías. Lo primero, desconfía, y si tienes muchas dudas, contacta tú con esa empresa por tus teléfonos o mails de contacto previos o búscalos, pero no respondas a mensajes o mails de dudosa procedencia por muy bien que imiten a los originales.
Cada usuario sabe las vías habituales de comunicación de las empresas con las que trabaja o le prestan servicios, así que de repente un día se comunican de otro modo, directamente no te lo creas.
