El transporte marítimo se descarboniza con combustibles renovables, y la tecnología hoy ya posibilita los barcos y buques cero emisiones.
La logística marítima mueve diariamente miles de toneladas por todo el planeta en los 99.000 buques mercantes actuales. Aproximadamente el 90% de los bienes que se comercializan en todo el mundo según la Organización Marítima Internacional, se realizan por mares y océanos.
Un sector que se está transformando para reducir su huella de carbono y poco a poco lo está logrando. Hoy el 12% de los buques de nueva construcción ya se mueven con combustibles alternativos sostenibles. Los objetivos internacionales de reducción de emisiones de carbono, provocan que se invierta en I+D+i para obtener carburantes verdes o biocombustibles que pueden evitar más de dos tercios de las actuales.
Empresas como Repsol está desarrollando estos nuevos carburantes que además son compatibles con los motores de los actuales barcos, para evitar que se produzca una brecha que deje descolgados a miles de buques en activo.
En España, según Navantia y Repsol, los biocombustibles avanzados y efuels tienen grandes posibilidades de comenzar a transformar un sector de manera real y económicamente sostenible.
Los combustibles sostenibles que reducen las emisiones, y los carburantes sintéticos como el hidrógeno renovable, que se producen de la captura del CO2 de nuestra atmósfera, representan de forma tangible una solución para descarbonizar la movilidad de un sector que mueve miles de toneladas de mercancías a diario, pero que también produce millones de emisiones contaminantes.
Algunas medidas para reducir esas emisiones en el transporte marítimo pasan por reducir la velocidad, implantar técnicas de propulsión novedosas, optimización de las operaciones logísticas, el desarrollo de medidas para una mayor eficiencia energética y el uso de nuevos carburantes sostenibles. Todas estas acciones están ya revolucionando una industria vital en el comercio internacional.
Metanol
- Se produce a partir de fuentes renovables como biomasa y electrólisis.
- Es caro y está en desarrollo.
Amoníaco verde
- Es fácil de licuar y tiene alta capacidad energética (aprox el doble que el hidrógeno líquido). Se logra a partir de hidrógeno que procede del agua.
- Muy tóxico y corrosivo. Peligroso para la biodiversidad y los trabajadores.
Hidrógeno líquido
- Se produce gracias a las energías solar o eólica.
- Difícil de almacenar y ocupa un gran volumen (ocho veces más que los combustibles fósiles).
Biodiésel
- Se obtiene de aceites vegetales de soja, palma, colza…
- Necesita millones de hectáreas para su cultivo, por lo que colabora en la deforestación.
Cuando están a debate en Europa las energías verdes, muchas empresas privadas multinacionales gigantes de la logística, están dispuestas a pagar más por presumir de un transporte marítimo sostenible y que en su cadena de suministro se incluyan combustibles verdes y cero emisiones.
La Organización Marítima Internacional (OMI), el brazo de la ONU que gestiona el transporte marítimo, se ha propuesto limitar las emisiones un 50% en 2050. Un porcentaje muy ambicioso que solo se logrará con un cambio radical y drástico en el modelo actual, y para ellos los nuevos carburantes deberán superar muchos retos, entre otros sus costes y su escalabilidad en la producción y suministro.
