Suprarreciclaje o upcycling es una tendencia al alza dentro de la industria de la moda, incluso la del lujo. Duran Lantink confeccionó un diseño con restos y partes de prendas y complementos de otros diseñadores. Por ejemplo con parte del monogram de Vuitton, un bolso de Balenciaga de grandes dimensiones y un pequeño bolso saddle floral de Dior.
Una combinación explosiva por muchos motivos, porque las marcas hablan de plagio al utilizar sus bolsos estrella o sus logos. Hace más de 20 años otro diseñador, el mallorquín Miguel Androver, estuvo a punto de llegar a los tribunales por usar los característicos cuadros de Burberry.
Esta acción, ‘upcycling’ o traducido del inglés el suprarreciclaje, llamada también reutilización creativa por su libre interpretación, es una sorprendente creación a partir de otros productos, complementos, materiales de desecho o ya no útiles para elaborar nuevas piezas, que otros diseñadores o artesanos deciden reutilizar y transformar. Se trata de nuevos productos con viejos materiales pero con un gran valor artístico y ecológico.
Evitar nuevos residuos y más huella de carbono es el objetivo final de muchas novedosas acciones de este tipo, y en todos los sectores surgen cada día nuevas soluciones con materiales ya fabricados para evitar un nuevo proceso contaminante y el gasto de nuevos materiales.
Sin embargo, en la moda esta reutilización de algunos materiales se ha visto salpicada de una gran controversia dada la importancia de los logotipos y las marcas. Algunas firmas internacionales, muy castigadas tradicionalmente por los plagios y las falsificaciones tienen un enorme celo del uso por ejemplo de viejas hebillas de cinturones que llevan sus líneas características como Loewe.
¿Es plagio si se utilizan piezas verdaderas? ¿Es una obra del artesano final si cuenta con los elementos diseñados por otros artistas y diseñadores originales? La línea es muy fina y el reciclaje ve en este mercado de grandes firmas de lujo un gran impedimento para avanzar.
El origen del supra-reciclaje o reutilización positiva de desechos textiles es una solución perfecta para toneladas de telas que se almacenan como stock. Crear una alternativa para esa moda que se ha quedado obsoleta para darle una nueva vida sostenible. La teoría es perfecta.
Invertir materiales ya fabricados y no necesitar materias primas nuevas para elaborar diseños y colecciones enteras a partir de desechos. Que realmente no son desechos como solemos entenderlo, sino metros y metros de tejidos en perfecto estado y que se fabricaron con una textura o un color idóneo para una colección, que por el motivo que sea finalmente no se ha confeccionado, pero si este material. ¡Démosle una segunda oportunidad!
¿Quién dijo que la moda es pendular? Pues también es circular. Además, miles de consumidores buscan cada vez más, precisamente marcas eco-responsables capaces de invertir en soluciones ecológicas que no hagan ‘lo fácil’, y que se compliquen para poner su granito de arena.
Así muchos consumidores aplauden y compran marcas como Ecoalf que ha triunfado en su corta vida con su conocido lema “Because there is no planet B” y su innovación sostenible con prendas elaboradas con botellas de plástico extraídas de los océanos.
