Ocres, arenas, marrones, naranjas, beiges… Elegantes e intensos, los colores naturales cada vez nos gustan más. Toda la calidez de una gama cromática salida de la naturaleza que encaja con todos los ambientes y estilos decorativos.
Terracota, teja, arena, crudo, chocolate… los marrones, los naranjas, los rojizos,… Son colores naturales que nos aportan tranquilidad y apaciguan los ambientes. Lejos de estridencias imposibles, gracias a los tonos tierra logramos atmósferas apacibles, serenas y sosegadas.
Textiles o lacados de diversos tonos dentro de una gama cromática muy amplia que se puede combinar incluso con colores similares, pero no iguales. Si logramos cierto contraste la profundidad de nuestros ambientes mejorará, por ejemplo, el color teja con el beige, o el hueso y el chocolate.
Por ejemplo, los alicatados y suelos también pueden incluir toques en tonos crema, rojos o naranjas suaves mates, solos o combinados con hueso o beige pueden lograr contrastes y profundidades con mucha personalidad. Espacios singulares pero no invasivos ni impactantes, al contrario, que acompañan con discreción.
Está en boga, pero es que además nos aportan tantas ventajas en la decoración de nuestro hogar, que no hay quien se resista a incluir en casa muebles en diversos tonos de madera, cojines crema o anaranjados suaves, cortinas beige o crudo, una butaca o un puff en marrón chocolate, pantallas de lámparas en tonos rojizos, jarrones de arcilla al natural o sofás de cuero en su color tradicional, ropa de cama, alfombras, marcos, macetas…
Los colores tierra son un gran aliado de la calidez y equilibrio en nuestra decoración, y logran efectos en nuestro interiorismo capaces de armonizar unos ambientes con otros, y de integrarse en diferentes estilos sin pasar desapercibidos.
Combinar los tonos tierras con el blanco neutro siempre nos aportará mayor sensación de relax y bienestar. El efecto de una atmósfera que nos envuelve y abraza.
Los papeles pintados o la pintura de nuestras paredes también pueden ser un gran lienzo para hacer la estancia más acogedora, por ejemplo, en tonos suaves de marrón. Discreto pero cuyo efecto transforma por completo el espacio. Podemos jugar también con cuadros que incluyan toques de color algo menos discretos como rojos, marrones, mostazas… para provocar y romper.
Las macetas, jarrones o vasijas en arcilla o barro natural son piezas que también sirven para hacer muy singular nuestra decoración. Originalidad que se integra en muchos estilos decorativos distintos y que consiguen acercarnos más a la naturaleza por su rudeza e imperfección artesana.
Salpicar de tonos ocres o cobrizos nuestras estancias las llenan de carácter, mientras, los tonos más sutiles acompañan el conjunto y le dan armonía a todo, de ahí que la combinación de una amplia gama de colores tierra sea un acierto casi en la mayoría de las ocasiones. ¡Atrévete y haz que reine la calma en tu hogar!
