Si Tokio 2020 o Sídney 2000 fueron los Juegos Olímpicos más sostenibles y respetuosos de la historia, los organizadores de París 2024 quieren reducir la huella de carbono de esas citas a la mitad, convirtiendo a esta cita deportiva mundial en la más ecológica hasta la fecha.
Sin embargo, el reto es ambicioso y complicado tratándose de un evento de esta envergadura. Desde la ceremonia inaugural por el cauce del río Sena, hasta cada celebración en las diversas sedes, tendrá en cuenta este objetivo transversal y un convencimiento de convertirlos en los Juegos Olímpicos más ‘eco’.
Con el objetivo de minimizar el impacto de una cita deportiva de estas dimensiones, la organización ha detallado de forma exhaustiva los recursos utilizados y su huella de carbono correspondiente. Así, de forma pormenorizada se espera acotar el impacto que los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París dejarán cuando acabe el verano.
Se trata de un despliegue muy destacado en el que miles de atletas se instalan durante semanas para vivir y entrenar en las sedes de cada delegación. Mobiliario, habitaciones, restauración, instalaciones deportivas y espacios habilitados para público. Y, por supuesto, en paralelo toda la actividad que se genera por ese público; miles de turistas y visitantes que se moverán por toda Francia durante semanas.
La conocida como ‘Villa Olímpica’ será un ‘ecobarrio’ y, cuando pasen los Juegos Olímpicos derivará en un barrio residencial con alquileres accesibles de gestión pública. Durante la cita olímpica unas 6.000 personas, la mayoría atletas y entrenadores, se trasladarán allí con el impacto indirecto de las personas que también tendrá que desplazarse a esta zona para cubrir la actividad de negocios, tiendas, etc.
La organización ha detallado el impacto de cada objeto, por ejemplo, de las pelotas de tenis que se utilizarán en los encuentros deportivos planificados. Por supuesto también los espacios como estadios, pabellones, o el icónico Centro Acuático.
El nuevo Centro Acuático de nueva construcción se ha convertido en uno de los iconos arquitectónicos de los Juegos Olímpicos de París 2024. Con su cubierta llena de módulos fotovoltaicos, unos 4.500 metros cuadrados, generará la energía suficiente para cubrir sus necesidades energéticas casi al completo. En su interior se ha cuidado también los materiales escogidos, por un lado, sus asientos han sido elaborados con plástico 100% reciclado, y por otro, destaca el techo en madera natural.
Todas las instalaciones olímpicas han tenido en cuenta este objetivo transversal a la hora de elegir sus dotaciones, por ejemplo, de oficina. Así, todos los ordenadores, impresoras o puestos de trabajo se han ajustado para reducir hasta una cuarta parte el material que se dispuso en la última cita olímpica. Además, del material necesario, el 75% es alquilado o cedido por las federaciones deportivas.
Lo cierto es que la cita se acerca en el calendario, y desde el próximo 27 de julio hasta el 11 de agosto que finalicen los Juegos Olímpicos y comiencen los Paralímpicos, París, y casi toda Francia, asumirán un reto sin precedentes en materia medioambiental. ¡Ojalá y se cumplan todas sus estimaciones!