Innovación y sostenibilidad en uno de los países más contaminantes del planeta, es la receta para paliar el mayor problema para las próximas generaciones. En China la contaminación es un caballo de batalla difícil de solventar, principalmente por los colosales núcleos urbanos que emiten gases contaminantes muy por encima de los compromisos internacionales y por supuesto de lo deseable, y para paliar en parte ese tremendo desequilibrio, han ideado una nueva ciudad a modo de ‘pulmón’.
Como contrapartida nace una nueva ciudad inteligente y libre 100% de CO2. Bautizada como Xiongan es una creación sostenible, autosuficiente y una solución de urbanismo piloto para avanzar en la lucha economía-medio ambiente en la que el país asiático lleva décadas.
Este prototipo promovido por el gobierno chino busca aliviar la contaminación de otras grandes urbes cercanas y abrir China de esta manera al exterior, ya que su diplomacia en temas medioambientales está muy deteriorada por motivos evidentes.
Con un presupuesto previsto de unos 580.000 millones de dólares, esta nueva ‘smart city’ transformará una zona rural en una gran ciudad libre de emisiones contaminantes. Más de 60 pueblos que ahora tienen cerca de un millón de habitantes en una extensión de unos mil kilómetros cuadrados, y que en 2035 podría albergar 25 millones de habitantes sobre unos 2.000 kms2.
Una gran ciudad pero sostenible. El reto es muy ilusionante para la población mundial, no solo por el logro que puede conseguir, también por la revolución medioambiental que podría suponer si este hito histórico resulta factible.
Edificios que generen su propia energía para que la ciudad sea verde y autosuficiente, cultivos sostenibles que reduzcan al mínimo la importaciones y exportaciones, y explorar nuevas estructuras de crecimiento económico que prioricen la protección ambiental y el desarrollo verde.