Las rutinas nos ayudan, aunque también nos queman, por eso a la vuelta de las vacaciones, la mayoría tiene sentimientos encontrados. Por un lado, buscamos la normalidad y nuestro hábitat para regresar a mejores hábitos alimenticios, de sueño, etc. Y, por el contrario, no tenemos ningunas ganas de regresar a los madrugones, al atasco, al trabajo, al colegio, etc.
Los cambios deben ser puntos de inflexión para que nos ayuden a tomar aire y regresar con un nuevo empuje a nuestros quehaceres habituales. ¿Cómo podemos volver con ganas?
- Regresar de forma gradual
- Mantener momentos de ocio
- Realizar actividades de relajación y meditación
- Cuidar hábitos alimenticios
- Dormir 8 horas diarias
- Dosificar los retos (dejar de fumar, volver al gimnasio…)
- Practicar deporte regularmente
- Evitar el consumo de tóxicos como alcohol o tabaco
La situación de septiembre con el arranque del curso escolar y la vuelta de las vacaciones de verano, es bastante similar a la ‘cuesta de enero’ y su vuelta a la rutina tras los excesos de las fiestas. En esas fechas es habitual que todo el mundo se plantee de golpe todos los retos que durante el año no han realizado como leer más, hacer deporte, ponerse a dieta o dejar de fumar.
Según los expertos es imposible llevar a cabo todos esos retos simultáneamente, y lo más habitual es que se fracase si los propósitos son demasiado ambiciosos. Se recomienda ponerse metas factibles para cada persona.
Lo importante de la vuelta a la rutina es no saturarse, no acumular quehaceres, no pretender hacer demasiado, pero tampoco tomar la actitud de algunas personas que, ante las obligaciones tras las vacaciones, se derrumban y tienen una sensación de decaimiento o desazón similar a una astenia primaveral.
El estrés emocional o la vuelta a todo con la visión de una gran montaña por delante, suele crear cierta ansiedad, estrés o depresión. ¿Cómo hacerlo más llevadero?
Los hábitos saludables son siempre nuestros mejores compañeros emocional y físicamente. Comer bien, dormir lo suficiente, practicar deporte moderado, salir a andar o meditar, son básicos infalibles para que la rutina regrese con menor impacto sobre nuestro organismo y nuestra mente.
Imagina regresar directamente de la playa un domingo por la tarde tras varias semanas fuera de casa cuando el lunes te reincorporas de nuevo a la oficina, sin tiempo para descansar bien y cambiar de nuevo los horarios sin madrugones propio de las vacaciones, sin deshacer maletas y poner lavadoras, o sin hacer la compra. En este caso, todo ayuda a que la vuelta al trabajo sea bastante más traumática, menos organizada y caótica incluso.
El síndrome ‘postvacacional’ es real, pero podemos atenuarlo mucho si regresamos a casa con tranquilidad, si comenzamos a madrugar un poco más los días previos a la vuelta al trabajo, o si nos regalamos un libro nuevo que nos apetezca leer.
Es un excelente momento para iniciar actividades de ocio o deporte con compañeros de trabajo o estudios para que reencontrarte con ellos sea mucho más apetecible. La diversión y practicar algún hobby entre colegas laborales es un buen aliado para luchar contra el estrés emocional que puede provocar la rutina y la oficina.