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EL nuevo ipad de Apple ¿‘aplasta’ lo artesano?

El spot publicitario de Appe para su nuevo ipad pro parece que ha molestado a algunos colectivos artísticos que lo catalogan de ‘insensible’. En el anuncio se ven decenas de objetos que se aplastan literalmente por una gran plancha, cuando vuelve a levantarse tan sólo está ya el nuevo ipad pro. Y el mensaje es fácil: con el nuevo dispositivo de Apple puedes olvidarte de todos los objetos anteriores.

La tecnología viene a simplificarnos la vida, a reducir procesos a optimizar tiempos… sin menospreciar las artes ni el trabajo artesanal. Sin embargo, la piel es fina en un momento en el que el aterrizaje de la inteligencia artificial puede alterar y cambiar para siempre muchos aspectos de los procesos artísticos y de su producción.

Quizá ese contexto ha provocado las críticas sobre este spot, ya que no es la primera vez que para dar a conocer un nuevo producto se utiliza una comparativa similar.
Es cierto que la multinacional de la manzana suele lanzar mensajes publicitarios muy ‘blancos’, donde únicamente suele exponer funcionalidades sin ‘meterse’ nunca con nadie. Y en esta ocasión puede haber emprendido una línea algo distinta que también ha sumado para llamar la atención de las críticas.
En cualquier caso, el ipad pro efectivamente tiene mayores dotaciones y funcionalidades que cada vez más, van sustituyendo a otros procesos. Sin embargo, jamás será comparable con tocar una guitarra o un piano, que son dos de los muchos objetos que se ven en el spot publicitario.

nuevo iPad Pro
Fuente: Apple

Hay ejemplos anteriores en la publicidad en los que ya se destrozaban ópticas de fotografía o instrumentos musicales como hizo LG en 2008 con su modelo Renoir:

El avance irrefrenable e inquebrantable de la tecnología, y especialmente la digitalización y las nuevas tecnologías conlleva dejar obsoletos otros dispositivos, e incluso la evolución natural de éstos que les deja atrás rápidamente superados por los modelos más actuales. El cementerio de gadgets tecnológicos no parará nunca, por lógica, aunque también el sentido común permite pensar que nada logrará sustituir a las manos de un hombre o una mujer frente a un lienzo o tocando un instrumento, afortunadamente.